domingo, 14 de julio de 2013

China: Modelos de Desarrollo Economico

Dr. Julio A. Díaz Vázquez Profesor Titular Departamento de Macroeconomía
Centro de Investigaciones de Economía Internacional Universidad de La
Habana.

CHINA: MODELOS DE DESARROLLO ECONÓMICO
Julio A. Díaz Vázquez


Introducción

Al intentar una recapitulación de los modelos de desarrollo económico aplicados desde la fundación de la Nueva China, por convención, pueden enmarcarse en dos grandes períodos. 

En los inicios de la primera etapa,tuvieron de base, en lo fundamental, los patrones del modelo económico
soviético; y posteriormente, estructurados al influjo de las políticas económicas impulsadas por Mao Zedong entre 1958-1976. 

La segunda fase, transcurre desde 1979-2006 inspirada en los nuevos rumbos marcados por las cuatro
modernizaciones (agricultura-industria-ciencia-tecnología-defensa), adoptadas al calor de la reforma y apertura económica encabezada por Deng Xiaoping.

El 1 de octubre de 1949 se constituyó la República Popular China (RPCh). Al presentar la integración del Gobierno en la Plaza de Tiananmen, el tiempo confirmó la profética expresión de Mao: la nación no será más un país humillado. Nos hemos puesto de pie. 

No obstante, el novel Estado heredó un país en ruinas, con un atraso económico de milenios, con presencia de tipos de economías feudales, semifeudales, semicoloniales y manifestaciones de relaciones capitalistas poco desarrolladas. 

Igualmente, la nación se encontraba asolada por las secuelas de las luchas internas y doce años de guerra, sumida en una profunda crisis económica, prácticamente sin vías de comunicaciones, una galopante hiperinflación, así como una enorme masa de desempleados.

Por otra parte, no puede ignorarse que desde el segundo tercio del siglo XIX, en la práctica, las compañías extranjeras había neocolonizado al país, con predominio en el comercio, los ferrocarriles, las líneas de navegación, así como las inversiones en la industria. 

China no desarrolló una burguesía autónoma surgida por evolución natural, sino como intermediaria, compradora y dependiente estrechamente del mercado internacional (1). Sus representantes no
llegaron a vertebrar una clase autóctona, capaz de dictar sus intereses a los demás grupos sociales. Debió apoyarse en las fuerzas más reaccionarias y someterse al imperialismo para usufructuar parte de la plusvalía y buscar aliados contra la revolución agraria y nacional.

Para iniciar las tareas que exigían la reconstrucción del país y enfrentar las grandes transformaciones que urgían en todos los ámbitos de la vida económico-político-social, la base de partida técnico-material era en extremo débil. La nación desarticulada socialmente por las consecuencias de largos años de guerras y penurias, prácticamente vivía al borde del caos.

Algunos índices evidencian con demasía los asertos anteriores. La producción de cereales apenas rozaba los 113 millones de toneladas para una población cercana a los 650 millones de habitantes; la industria raquítica y de nivel dsigual disponía de técnicas antidiluvianas. La producción de hilo de algodón era solo de 327 mil toneladas; unos 1800 millones de m2 de tejidos; 160 mil toneladas de acero; 32 millones de toneladas de carbón; 21 mil 800 km de líneas férreas existentes, de las cuales cerca de la mitad estaban fuera de uso.

La masa de desempleados en las ciudades sumaba millones de parados; la inflación alcanzaba tasas astronómicas; la renta per-cápita frisaba los 40dólares anuales. En resumen, la población vegetaba en medio del hambre, la miseria y las enfermedades. Revertir este calamitoso estado se constituyó en
tarea impostergable de la Revolución recién instalada en el poder.

II

La etapa de la reconstrucción se apoyó en un programa político basado en una alianza interclasista constituida por obreros, campesinos, pequeña burguesía y una débil burguesía doméstica, no vinculada con el invasor nipón ni al capital extranjero (2).

Asociación simbolizada en las cuatro pequeñas estrellas de la bandera nacional. Esta fórmula soslayó, los regimenes del tipo de dictadura del proletariado como el de las democracias populares surgidas en el ámbito
centro-europeo. 

Así, 1949-1952 transcurrió bajo la fórmula de la Nueva Democracia que, en estricto sensu, es posible identificar con la fase democrático-burguesa en el proceso revolucionario socialista de China.

Dentro del trienio 1949-1952 se estructuró un Programa Común para el desarrollo económico del país, con el propósito de lograr la recuperación económica en breve tiempo. Para finales de 1952 las medidas reactivación y los cambios introducidos en la economía industrial, agrícola y en el comercio
rindieron frutos.  Se logró que las principales producciones agropecuarias e industriales superaran los niveles máximos alcanzados antes de la guerra.

En 1950 se aplicó una reforma agraria que eliminó a los grandes señores feudales y propietarios rurales ricos. Para fines de 1952 ya se habían distribuidos 43 millones de ha que beneficiaron a unos 300 millones de campesinos pobres. 

Fue confiscado el capital burocrático, las industrias y comercio cuyos propietarios huyeron del país. Asimismo, iguales medidas nacionalizadoras se aplicaron a las empresas extranjeras, bancos ferrocarriles
y grandes capitalistas nacionales.

En las actividades artesanales se estimuló la formación de cooperativas; se favoreció el ordenamiento de un mercado nacional único, mediante la integración de los pequeños comerciantes, vendedores ambulantes y
cooperativas comerciales. A la vez, se combatió con firmeza la especulación, el juego, prostitución, así como establecieron rígidos controles de precios.

Una peculiaridad específica de China, en relación con otros procesos socialistas, lo constituyó el peso relativo en la producción de bienes de amplio consumo popular que poseían los pequeños y medianos empresarios capitalistas. 

A este sector se le otorgaron ciertas libertades de maniobra; se asociaron sus producciones a los requerimientos estatales, a través de la compra de los productos, suministros de materias primas, financiamientos,participación en los beneficios pero, manteniendo los dueños la dirección de
sus actividades. (2).

Asimismo, la unificación territorial continental (excepto en los enclaves coloniales de Hong Kong y Macao) dotó a China, por primera vez, en cientos de años, de un único poder central. Igualmente, a la irrupción de una nueva clase de campesinos propietarios, susceptibles de comprar, vender y alquilar
sus tierras, se sumaron los logros evidentes en todas las esferas de la sociedad que sirvieron para consolidar y afianzar la base popular del nuevo poder constituido en el país.

Al mismo tiempo, las finanzas fueron reformadas con la fundación del Banco Popular de China (BPCh); confiriéndosele a esta institución todos lo derechos de emisión de papel moneda, así como la asignación y control financiero y curso monetario de la nación. Quedó instituido el signo legal de la moneda de
la nación con la introducción del renmimbi (moneda del pueblo) que se subdividió en la denominación de yuan (billete monetario principal), acompañado de otras fracciones de acuñaciones metálicas. 

Así, al concluir 1952 la RPCh había estructurado una economía mixta; integrada por un sector estatal (socialista), el cooperativo (capitalista-estatal),privada, el individual artesano y el campesino. Aunque, persiguiendo los objetivos propuestos de construir el socialismo tuvo prioridad todo lo que
tendiera a fortalecer el desarrollo de las ramas estatales; entendidas como garantes del futuro y condición indispensable para reformar las demás sectores de la economía.

El dinamismo logrado en el trienio encontró reflejo en el auge del producto nacional bruto (PNB) en cerca de un 20%; del 34% en las ramas industriales y del 16% en la producción agrícola. La infraestructura mostró crecimientos y desarrollo impresionantes. Esta actividad se benefició del empleo masivo de destacamentos del ejército en la restauración de las fías férreas, construcción de caminos y carreteras y otros medio de comunicación. Mientras, las inversiones en esta esfera se incrementaron en casi cuatro veces.

III

Los éxitos obtenidos en la reconstrucción del país en el trienio 1949-1952 dieron fundamentos para que, en 1953-1957, fuera puesto en marcha el I Plan Quinquenal de Desarrollo Económico-social de China. 

En lo esencial, se inspiró en la experiencia soviética orientada a la rápida industrialización del país, con
especial énfasis en la industria pesada y la socialización de la agricultura; esta última tuvo tres ejes: autosuficiencia alimentaria, generar excedentes para la acumulación productiva y facilitar mano de obra para el desarrollo industrial.

Otro objetivo político-económico contempló la eliminación gradual de la propiedad privada, con trato diferenciado a seguir en el campo y la ciudad (3)
.
Siguiente esta última orientación en 1953-1956 fue nacionalizado el sector privado urbano; una gran mayoría de propietarios se transformaron en rentistas públicos. 

El Estado fijó las metas productivas, suministró materias primas y distribuía la producción; en contrapartida los empresarios recibían bonos que rentaban determinados tipos de interés. Así, a fines de 1956 más de 60 mil instalaciones fabriles y 280 mil comercios mixtos (privados-estatales) operaban nacionalmente; otros 20 mil pequeños negocios y 2 millones de reducidos comercios fueron organizados en cooperativas.

El sector agropecuario, desde 1953 fue transformándose al pasar de los equipos de ayuda mutua (grupos de 6-7 familias) que usaban unidamente las herramientas, animales y suelos, a formas más avanzadas de cooperación. 

La tierra, equipos, el trabajo y otros recursos eran compartidos, aunque conservando la propiedad de los medios de producción. En 1956 el 96% de los campesinos y el 90% de la tierra cultivable se agruparon en cooperativas de producción. Entre 1952-1957 los cambios de signo en las formas de propiedad
fueron significativos. 

Pero, el sector agrario chino no escapó al destino que ha estado presente en las experiencias socialistas conocidas: vender barato-comprar caro. Además, soportó elevados impuestos; se programó que aportara el 80% del fondo inversionista.  

A la vez, la densidad demográfica obstaculizó la mecanización agrícola, necesaria a la rápida elevación de la productividad del trabajo.

Igualmente, el Plan se benefició de la amplia y multifacética colaboración con los países socialistas, en especial con la URSS. Se involucró en la construcción del núcleo central de las obras (156) para el desarrollo de la industria pesada; envió unos 3 mil especialistas; recibió en Moscú 12 mil estudiantes, así como facilitó abundante documentación científico-técnica. Aunque los recursos inversionistas externos rozaron solo el 3% del total de lo invertido. 

Los intercambios comerciales con el bloque de Europa Oriental y la URSS, desde 1954, alcanzaron el 80%. Factor que sirvió para contrarrestar las restricciones impuestas por los socios comerciales occidentales, así como el positivo papel que desempeñó la implantación del monopolio del comercio exterior.

El I Plan Quinquenal 1953-1957 arrojó resultados innegables. La renta nacional (RN) creció a un ritmo anual cercano al 9%; la producción industrial al 18% y la agricultura al 4.5%. Los precios sostuvieron una estabilidad positiva, lo que proporcionó una sensible mejoría en el nivel de vida de la población; éxitos que
no estuvieron exentos de costos sociales y económicos. Así, en el VIII Congreso del PCCh (9/1956), entre otros documentos, se aprobó las líneas generales para el II Plan Quinquenal de Desarrollo de la Economía Nacional (4) (1958-1962). 

En lo esencial, mantuvo el mismo rumbo estratégico seguido, el  ya probado modelo económico clásico soviético.

IV

Sin embargo, según diversos sinólogos palpitaban entre telones en la cúpula del PCCh sutiles diferencias. 

Una favorecía las pautas probadas; la otra abogaba por acelerar el proceso de cambios económico-sociales apoyado en las propias fuerzas, e involucrar mediante el entusiasmo a la población en la
movilización masiva. 

Mao y otros dirigentes serían los abanderados de esta segunda ruta. Conclusión que es factible deducirla de varios trabajos de Mao, entre otros, sobre las diez grandes relaciones (4/1956); se interpretó como un
llamado al abandono del modelo soviético; sobre el tratamiento correcto de las contradicciones en el seno del pueblo (27/2/1957); y posteriormente, que cien flores se abran y compitan cien escuelas ideológicas (4).

Así, 1958 marcó un nuevo derrotero en el devenir de la sociedad china, con el paso a la línea propugnada por Mao. Surgió una nueva ortodoxia socialista; la consigna que el desarrollo económico quedara concentrado en veinte años en un día se materializó en la política del Gran Salto Adelante; generalizó las
Comunas Populares. 

En (4/1958) 43 mil campesinos de la provincia de Hunan, integrantes de 27 cooperativas agrícolas, decidieron agruparse para cultivar mejor la tierra, construir industrias locales, cavar canales de riego, trazar
caminos, levantar escuelas, etc.; en una palabra, avanzar hacia rápidos
progresos en las áreas económico-sociales.

La revolucionaria asociación fue bautizada con el nombre de Sputnik. El (7/81958) fueron publicados sus estatutos; el (29/8/1958) el Pleno del Comité Central del PCCh adoptó su resolución histórica que festejó el nacimiento, y deseó la multiplicación de las comunas populares. 

Antes de fin de año unas 740 mil cooperativas agrícolas dieron paso a 26 mil comunas. Cada una
agrupó, por término medio, unas 5 mil familias. En lo orgánico y estratégico, parecieron constituir unidades básicas de organización del Estado y la sociedad de China. 

Su accionar abarcó, de modo integral, aspectos económicos, sociales, políticos e incluso militares.

Las comunas constituyeron estructuras cercanas a Estados en miniatura. El régimen financiero era dominado desde el Gobierno Central. Pero, las asociaciones controlaban las relaciones con el exterior, así como el sector nacionalizado: depósitos de maquinarias, talleres de reparaciones, pequeñas industrias auxiliares, etc. 

En las instancias inferiores, fueron delegadas responsabilidades en las brigadas (prefecturas) que supervisaban los equipos de base, esto es las municipalidades.

La planificación y el control centralizado de las empresas se redujeron hasta un  27%; la mayoría de las unidades productivas quedaron sujetas a las autoridades locales, regionales o provinciales. La estrategia consistió en que el crecimiento económico-social acelerara la revolución; todos los sectores de producción tendrían misiones iguales, con atención especial a la agricultura.Los objetivos de inversión no se centraron en grandes unidades; se enfatizó en (5) las tendencias igualitarias en las fábricas – y fuera de ellas -, para conjurar el surgimiento de diferencias en lo social entre los obreros, campesinos y otros
grupos de la población.

Mientras, el desempeño económico de 1958-1962 ofreció rasgos dispares al tratar de conjugar elementos de racionalidad económica, y por otro lado,sustentar las medidas aplicadas en la economía sobre pilares subjetivos, ideológicos y movilizativos. El II Plan Quinquenal resultó un fracaso. El balance
del Gran Salto indica que redujo el ritmo de crecimiento de la RN hasta un 3% anual; la producción agrícola cayó en un 4%; y se agudizaron las diferencias estructurales de la economía( 5). 

En lo humano, quedó la tragedia de la hambruna con un saldo de muertes estimado en 30 millones de personas.


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