jueves, 5 de septiembre de 2013

El Hombre Mediocre.

EL HOMBRE MEDIOCRE. Jose Ingenieros.
I
Las filosofias occidentales han interpretado el Mundo, pero se carece de una filosoifa del individuo, pues el individuo es el que nutre a la sociedad, y como tal, debe partir de la Psicologia, y es que Jose Ingenieros dictaba Psicologia del Caracter, en la Catedra de la Facultad de Filosofia de Buenos Aires, en 1910, mas alla de la metafisica, y es dialectica, dialectica en el sentido de una integralidad que las Ciencias de la Conducta han perdido, y en relacion e interrelacion con la realidad social. Importante pues si se trata de que la Filosofia transforme al Mundo, primero debe transformar al individuo.

Un ideal no es una formula muerta, sino una hipotesis perfectible ... para que sirva, debe ser concebida asi, actuante y en funcion de la vida que incesantemente deviene. La imaginacion, partiendo de la experiencia anticipa juicios de futuros perfeccionamientos ... los ideales, entre todas las creencias, representan el resultado mas alto de la funcion de pensar.

Evolucionar es variar. En la evolucion humana, el pensamiento varia incesantemente. Toda variacion es adquirida por temperamentos predispuestos; las variaciones utiles tienden a conservarse. La experiencia determina la formacion general de conceptos genericos, cada vez mas sinteticos; la imaginacion abstrae de estos, ciertos caracteres comunes, elaborando ideas generales que pueden ser hipotesis acerca del incesante devenir; asi se forman los ideales que para el hombre son normativos de la conducta, en consonancia con sus hipotesis.

Los idelaes no son a prioristicos, sino inducidos por una vasta experiencia; sobre ella se empina la imaginacion para preveer el sentido en el que varia la humanidad. Todo ideal representa un nuevo estado de equilibrio entre el pasado y el porvenir.

El concepto de lo mejor es un resultado natural de la evolucion misma. Aristoteles enseñaba que la actividad es un movimiento del ser hacia su propia " entelequia ", su estado de perfeccion. Todo lo que existe persigue su entelequia, y esa tendencia se refleja en todas las funciones del espiritu; la 
formacion de ideales esta sometida a un determinismo, que por ser complejo, no es menos absoluto. 

No son obra de una libertad que escapa a las leyes de todo lo universal, ni productos de una razon pura que nadie conoce. Son creencias aproximativas acerca de la perfeccion venidera.
Lo futuro es lo mejor de lo presente, puesto que sobreviene en la seleccion natural; los ideales son un " elan " hacia lo mejor, en cuanto simples anticipaciones del devenir.

En las grande horas de una raza o de un hombre, la inspiracion es indispensable para crear, esa chispa se enciende en la imaginacion, y la experiencia la convierte en hoguera. Todo idealismo es por eso , un afan de cultura intensa; cuenta entre sus enemigos mas  audaces, a la ignorancia, madrastra de obstinadas rutinas.

Solo hay juventud en los que trabajan con entusiasmo para el porvenir, nada cabe esperar de los hombre que entran a la vida, sin afiebrarse por algun ideall; a los que nunca fueron jovenes les parece descarriado todo ensueño. Y no se nace joven, hay que adquirir la juventud, y sin un ideal no se aduqiere..

II

La Emocion del Ideal. Cuando pones la proa visionaria hacia una estrella, y tiendes el ala hacia tal excelsitud, inasible, afanoso de perfeccion y rebelde a la mediocridad, llevas en ti el resorte misterioso de un ideal. Es ascua sagrada , capaz de templarte para grandes acciones.

Los filosofos del porvenir, para aproximarse a formas de expresion cada vez menos inexactas, dejaran a los poetas el hermosos privilegio del lenguaje figurado; y los sistemas futuros, desprendiendose de añejos residuos misticos y dialecticos, iran poniendo a la Experiencia como fundamento de toda hipotesis legitima.

No es arriesgado pensar que en la Etica venidera florecera un idealismo moral, independiente de dogmas religiosos y de apriorismos metafisicos : los ideales de perfeccion fundados en la experiencia social y evolutivos como ella misma, constituiran la ultima trabazon de una doctrina de perfectibilidad infinita, propicia a todas las posibilidades de enaltecimeitno humano.

Un ideal no es una formula muerta sino una hipotesis perfectible; para que sirva, debe ser concebida asi, actuante en funcion de la vida social que deviene. La imaginacion, partiendo de la experiencia, anticipa juicios acerca de futuros perfeccionamientos; los ideales, entre todas las creencias, representan el resultado mas alto de la funcion de pensar.  del hombre para adaptarse a la naturaleza, que evoluciona a su vez.

La evolucion humana es un esfuerzo continuo del hombre para adaptarse a la naturaleza que evoluciona asu vez. Para ello necesita conocer la realidad ambiente y prever el sentido de las propias adaptaciones : los caminos de su perfeccion.

Sus etapas reflejanse en la mente humana como idelaes. Un hombre, un grupo o una raza son idealistas porque circunstancias propicias determinan su imaginacion a concebir perfeccionamientos posibles.

Los ideales son formaciones naturales. Aparecen cuando la funcion de pensar alcanza tal desarrollo, que la imaginacion puede adelantarse a la experiencia. No son entidades misteriosamente infundidas en los hombres, ni nacen al azar. Se forman como todos los fenomenos accesibles anuestra observacion.

Los ideales son efectos de causas, accidentes en la evolucion universal investigadas por las ciencias y resumidas por la filosofia.

III

El Simbolo. En el vaiven eterno de las eras, el porvenir es siempre de los visionarios. Este simbolo dice a los jovenes que toda brega por un ideal es santa, aunque sea ilusorio el resultado; que es loable seguir su temperamento y pensar con el corazon, si ello contribuira a crear una personalidad firme: que todo germen de romanticismo debe alentarse para enguirnaldar de aurora la unica primavera que no vuelve jamas.

Y a los maduros, cuyas primeras canas salpican de otoño sus mas vehementes primaverasn instigalo a custodiar sus ideales bajo el palio de la mas severa dignidad, frente a las tentaciones que conspiran para entregarlos en la Estigia donde se abisman los mediocres.

Hay cierta hora en la que el pastor ingenuo se asombra ante la naturaleza que le envuelve. La penumbra se espesa, el color de las cosas se uniforma en el gris homogeneo de las siluetas, aquietase el rebaño para echarse a dormir, la remota campana tañe su aviso vesperal ... la implapable claridad lunar se emblanquece al caer sobre las cosas ... y un lejano rumor de arroyo brincante en las breñas parece conversar de misteriosos temas.

Sentado en la piedra menos aspera del camino, el pastor contempla y enmudece, invitado en vano a meditar por la convergencia del sitio y la hora. Su admiracion primitiva es simple estupor. La poesia natural que le rodea, al reflejarse en su imaginacion, no se convierte en poema. El es apenas un objeto en el cuadro, un accidente en la penumbra. para el todas las cosas han sido siempre asi, y seguiran siendolo, desde la tierra que pisa, hasta el rebaño que apcienta.

Es la falta de informacion e instruccion, el aislamiento y sometimiento a una naturaleza adversa, y a costumbres y tradiciones y supersticiones, es el temor a lo desconocido, a la verguenza y a la censura, es la pobreza espiritual que exige la presencia de procesos de educacion, motivacion , liderazgos, y accion.

La inmensa masa de los hombres piensa con la cabeza de ese ingenuo pastor; no entenderia el idioma de quien le explicara algun misterio del universo o de la vida, la evolucion eterna de todo lo conocido, la posibilidad de perfeccionamiento humano en la continua adaptacion del hombre a la naturaleza.
Para concebir una perfeccion se requiere cierto nivel etico y es indispensable alguna educacion intelectual. Sin ellos, pueden tenerse fanatismos y supersticiones; ideales jamas.

Los que viven debajo de ese nivel y no aduqieren esa educacion, permanecen sujetos a dogmas que otros les imponen, esclavos de formas paralizadas por la herrumbre del tiempo. Sus rutinas y sus prejuicios parecennles eternamente invariables; su obtusa imaginacion no concibe perfecciones pasadas ni venideras; el estrecho horizonte de su experiencia constituye el limite forzoso de su mente. No pueden formarse un ideal.

IV

En torno a la mediocridad. Si pudieramos medir los valores individuales, se graduarian ellos en escala continua, de lo bajo a lo alto. Entre los tipos  de extremos y escasos, observariamos una masa abundante de sujetos, mas o menos equivalentes, acumulados en los grados centrales de la serie. Vana ilusion seria la de quien pretendiera buscar alli el hipotetico arquetipo de la humanidad.

¿ Serian normales los que " mejor marcan el paso ", los que se alinean con mas exactitud en las filas de un convencionalismo social ? En este sentido hombre normal no seria sinonimo de hombre equilibrado, sino de hombre domesticado; la pasividad no es equilibrio, no es complicada resultante de energias, sino la ausencia.

El hombre sin personalidad no es un modelo sino una sombra; si hay peligro en la idolatria de los heroes y los hombres representativos, mas lo hay en repetior esas fabulas que permiten mirar como una aberracion toda excelencia del caracter, de la virtud y del intelecto.

El hombre medio es docil, acomodaticio a todas las pequeñas oportunidades, adaptabilisimo a todas las temperaturas de un dia variable, avisado para los negocios pero no para el trabajo, resistente a las combinaciones de los astutos y a la iniciativa de los audaces; pero, dislocado de su mediocre esfera y ungido por una feliz combinacion de intrigas, es el que se derrumba siempre en seguida, precisamente porque es un equilibrista y no lleva en si las fuerzas del equilibrio ... el prejuicio mas grave es el del hombre mediocre que figura como equilibrado, y del genio que es un desequiliobrado.

Ningun hombre es excepcional en todas sus amplitudes, pero no podria afirmarse que son mediocres, a carta cabal, los que no descuellan en ninguna .... existen grupos de hombres que pueden englobarse dentro de tipos comunes ... si observamos cualquier sociedad humana, el valor de sus componentes resulta siempre relativo al conjunto : el hombre es un valor social.

Cada individuo es el producto de dos factores : la herencia y la educacion. La priemra tiende a proveerle de los organos y las funciones mentales que le transmiten las generaciones precedentes; la segunda es el resultado de las multiples influencias del medio social en las que el individuo esta obligado a vivir. Esta accion educativa es por consiguiente, una adaptacion de las tendencias hereditarias a la mentalidad colectiva : una continua aclimatacion del individuo en la sociedad.

El niño se desarrolla como un animal de la especie humana hasta que empieza a distinguir entre las cosas inertes y los seres vivos, y a reconocer entre estos a sus semejantes . Los comienzos de su educacion son , entonces, dirigidos por las personas que le rodean, tornandose cada vez mas decisiva la influencia del medio; desde que esta predomina, evoluciona mediante la imitacion , como un miembro de la sociedad, y sus habitos se organizan mediante la imitacion.

Mas tarde, las variaciones adquiridas en el curso de su experiencia individual, pueden hacer que el hombre se caracterice como una persona diferenciada dentro de la sociedad en que vive.

La imitacion desempeña un papel amplisimo casi exclusivo en la formacion de la personalidad social; la invencion produce, en cambio, las variaciones individuales. Aquella es conservadora y actua creando habitos, esta es evolutiva y se desarrolla mediante la imaginacion.

La diversa adaptacion de cada individuo a su medio, depende del equilibrio entre lo que imita y lo que inventa. Multiples experiencias sociales desde la mas tierna infancia y orientacion antes que censura, desarrollo de la imaginacion y de la creatividad,y del espiritu critico,  antes que la memoria y la asumcion de modelos, obligan a que sobre la base de ciertas capacidades congenitas, se desarrollen las aptitudes para imitar e inventar, y asi la herencia y el medio social interactuan para el pleno desarrollo de las potencialidades.

De: " El Hombre mediocre ", INGENIEROS, Jose.

miércoles, 21 de agosto de 2013

Historia del Monopolio Gloria SA

UNA BREVE HISTORIA DEL MONOPOLIO “GLORIA S.A.”

AÑOS: 1941-1985
La empresa General Milk Company Inc. como accionista mayoritaria, constituyó la empresa Leche Gloria S.A. el 5 de febrero de 1941. Ese mismo año emprendió la construcción de la planta industrial y se inició la fabricación de la leche evaporada Gloria el 4 de mayo de 1942. Ese año logró obtuvo una producción de 166 cajas por día con un total de 52,000 cajas. En aquel tiempo la fuerza laboral estaba compuesta por 65 personas, entre empleados y obreros. Posteriormente, General Milk Company Inc. fue adquirida por Carnation Company y en 1978 Leche Gloria S.A. cambió su denominación social a Gloria S.A.
El crecimiento vertiginoso de la producción de leche evaporada fue posible por la constante labor de ampliación y renovación de la capacidad instalada de la empresa, así como por la expansión de las zonas de recojo de leche fresca, lo que motivó, entre los años 1945 y 1978, la construcción de plantas recolectoras y enfriadoras de leche fresca en los valles de la región sur: Vitor, Pampacolca, Camiara, Puquina, Mejía, Aplao y Santa Rita. Estas se constituyeron en núcleos de promoción y desarrollo del ganado lechero al ofrecer un mercado seguro y brindar apoyo técnico a los productores proveedores.

AÑO: 1967
En el año 1967, don Vito Rodríguez fundó con sus padres el negocio familiar de transporte en Arequipa. Alcanzaron a ser una de las empresas más grandes de transporte de carga pesada denominada José Rodríguez Banda S.A., constituyéndose en una pujante empresa que brindaba servicios de transporte de leche evaporada.

AÑO: 1986
En marzo de este año, José Rodríguez Banda S.A. adquirió el porcentaje mayoritario de las acciones de Gloria S.A., propiedad de accionistas nacionales. Por otro lado, Nestlé de Suiza, se había convertido en propietaria de Gloria S.A. por medio de la adquisición de la empresa internacional Carnation Company en el año 1985. Asimismo, en agosto del mismo año José Rodríguez Banda S.A. cerró una transacción y adquirió la mayoría de las acciones de propiedad de Nestlé de Suiza, convirtiéndose como resultado de ello en el accionista mayoritario de Gloria S.A.
El 5 de agosto de ese año, José Rodríguez Banda S.A. asumió la dirección de la empresa. Este hecho marcó el inicio del Grupo Gloria.
Desde esa fecha la mejora continúa, el perfeccionamiento y manejo de la calidad integral en todas las actividades en las que el Grupo incursiona fueron y son elementos claves para el desarrollo y las inversiones futuras de la nueva gestión, aspecto que se mantiene hasta la actualidad.

AÑOS: 1990 – 1994
En los años 90, el Grupo Gloria incursionó en nuevas actividades para consolidar sus negocios e integra su organización empresarial con el fin de garantizar la cohesión y eficiencia de los procesos en la toma de decisiones.
En 1990, el Grupo adquiere la empresa Farmacéutica del Pacífico S.A. (FARPASA) que fuera fundada por Sydney Ross S.A. en 1927. Entonces, procede a mejorar continuamente los procesos para recuperar su liderazgo en el mercado de los analgésicos, antiácidos y laxantes.
En este mismo año, se constituye la empresa Racionalización Empresarial S.A. (RACIEMSA) como empresa de servicios para todo el Grupo, asumiendo las actividades de transporte de José Rodríguez Banda S.A.
En diciembre de 1990. el Grupo adquiere la empresa P. & A. D’Onofrio S.A. mediante la compra de la mayoría de las acciones de la familia D’Onofrio, e ingresa y continúa con el liderazgo en el mercado de helados, caramelos, chocolates, galletas, panetones, entre otros. Cambió posteriormente de denominación a D’Onofrio S.A.
En 1992, el Grupo adquirió el Centro Papelero de Empresarios Privados, demostrando la capacidad del Grupo para desenvolverse con éxito en el contexto de una economía abierta, incursionando en el mercado de cajas de cartón corrugado, de gran potencial de desarrollo.
En 1993, adquirió la Sociedad Agraria Ganadera Luis Martín, en el distrito de Puente de Piedra en Lima. Esta empresa productora de yogures permitió una rápida incursión en este mercado, ampliando el panorama de desarrollo de Gloria S.A.
En febrero de 1994, en una licitación internacional dentro del proceso de privatización de empresas estatales, compró la empresa Cementos Yura S.A. en la ciudad de Arequipa, única empresa proveedora de cemento para la zona sur del Perú. Posteriormente cambió su denominación social a Yura S.A.
En este mismo año también adquirió la empresa INDERLAC, procesadora de leche UHT, crema de leche, quesos y jugos. Inmediatamente el Grupo incursionó en la fabricación de productos lácteos listos para consumir, con la marca Gloria.

AÑOS: 1995 – 1999
En 1995, tras una licitación, compró la empresa de Cemento Sur S.A., ubicada en Juliaca, Puno. Con esta compra, consolidó el mercado de cemento en la región sur del Perú.
En diciembre de 1996 Yura S.A. adquirió la empresa Industrias Cachimayo S.A. ubicada a 14 km del Cusco. Esta empresa inicia sus operaciones en enero de 1997 después de una prolongada paralización que se inició en setiembre de 1996.
En 1996 Gloria S.A., adquirió la empresa Pil Andina S.A., que tenía plantas en Cochabama y La Paz, dentro del proceso de privatización de empresas bolivianas. El Grupo concentra sus esfuerzos en mejorar la calidad del producto y de sus procesos, así como en materia comercial, formando un equipo profesional de ventas de lácteos y derivados. Con esta adquisición copa el 60% del mercado lácteo boliviano.
En abril de 1997, vendió la empresa D’Onofrio S.A. a la trasnacional Nestlé S.A. y el Grupo se retira de estos mercados.
En 1998, culminó la construcción de la primera etapa del Complejo Industrial en Huachipa, Lima, sobre un área de 14,500 m2, con una inversión de US$20 millones. Un año más tarde concluyó la construcción de la planta de derivados lácteos para la fabricación de yogures, quesos, leche y jugos en caja y bolsa UHT. Este fue un paso muy importante y estratégico para el desarrollo del mercado nacional e internacional del Grupo, constituyéndose en una de las mejores plantas de su tipo en el mundo, con tecnología de punta.
En 1999 Gloria S.A. absorbió, por fusión, la empresa Carnilac S.A. de Cajamarca, añadiendo a su producción propia de quesos, la de quesos madurados. También se amplió la frontera de recolección de leche fresca para el abastecimiento del Complejo Industrial.
En setiembre de este año, adquirió los activos de la empresa Pil Santa Cruz S.A. (IPILCRUZ) ubicada en la provincia de Warnes, a 27.5 km de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, en Bolivia. Inició sus operaciones bajo el nombre de Industrias Pil Santa Cruz S.A., conocida como IPILCRUZ, consolidando el liderazgo del Grupo en el mercado lácteo en Bolivia.
En este mismo mes de setiembre de 1999, compró los activos de la empresa Friesland Perú S.A. ubicada en el valle de Lurín, en Lima. Con esta compra, se incrementó la oferta de leche evaporada en envases de cartón UHT del Grupo. Paralelamente, suscribió un convenio para la producción y comercialización de productos con las marcas Bella Holandesa y Yomost para el Perú.

AÑOS : 2000 – 2004
El Grupo continúa invirtiendo en el Complejo Industrial de Huachipa, incrementando la capacidad de producción de todas las líneas de productos. Ha ampliado sus fronteras de recolección de leche fresca con la construcción de centros de acopio y enfriamiento en varios valles de la costa del Perú como Pisco, Cañete, Lurín, Huaral, Huacho, Trujillo y Chiclayo.
En noviembre de 2002, la Planta de Evaporación de Majes, en Arequipa inició sus operaciones, para cumplir las funciones de recolección, evaporación y pre-tratamiento de la leche fresca proveniente de los establos de la cuenca lechera del sur del país, así como abastecer del producto al Complejo Industrial de Huachipa.
El 30 de diciembre de 2002 el Grupo Gloria y Dean Foods Company cerraron con éxito la operación de compra de las empresas que conformaban la Corporación Suiza Puerto Rico, todas compañías líderes y de gran trayectoria en las industrias láctea, de jugos, café y empaques, a saber: Suiza Dairy Corporation, Suiza Fruit Corporation, Neva Plastics Manufacturing Corporation, Garrido & Compañía Incorporated y Garrido Alto Grande Corporation.
El 1ro de julio de 2003, empezó a operar la Planta de Concentración de Leche de Trujillo que permitió concentrar la leche proveniente de Chiclayo y de la misma localidad, para abastecer el Complejo Industrial de Huachipa en Lima.
En el enero 2004, el bloque patrimonial de la división de nitratos de Yura S.A. fue transferido a la empresa Industrias Cachimayo S.A.C. a través de un proceso de reorganización simple para impulsar la explotación y comercialización del nitrato de amonio.
En abril de 2004, Industrias Pil Santa Cruz S.A. (Ipilcruz) fue absorbida por Pil Andina S.A. consolidando así la operación de alimentos en Bolivia a fin de potenciar las áreas productivas y unificar las áreas de comercialización, administración y servicios.
En diciembre de 2004, el Grupo Gloria a través de su subsidiaria Compañía Regional de Lácteos y Alimentos de Colombia S.A., adquirió el 100% de las acciones de la empresa colombiana Algarra S.A.. La empresa Algarra fue fundada hace 50 años, siendo la procesadora y comercializadora de leche más antigua del Departamento de Cundinamarca. Procesa leche larga vida, leche entera y crema de leche bajo las marcas Algarra, De la Finca, Cremex, y jugos Tampico bajo licencia.

AÑO: 2005 -
En mayo 2005 Gloriaecuador S.A., empresa subsidiaria de José Rodríguez Banda S.A. – Grupo Gloria, adquirió el 75% de las acciones de la empresa láctea ecuatoriana Lechera Andina S.A. – LEANSA. Esta empresa, fundada en 1984, opera en la zona de Machachi al sur de la ciudad de Quito en Ecuador. Leansa procesa leche pasteurizada, leche pasteurizada larga vida UHT, yogures, helados y crema de leche con las marcas Andina, Andina Gold, Andino, Encantada, Clara, Frostifruit y Nevelatto.
En enero de 2006, el Grupo Gloria, a través de su subsidiaria Corporación Azucarera del Perú S.A. – COAZUCAR obtuvo el 45% de acciones de la Empresa Agroindustrial Casa Grande S.A.A., que sumado al 12% adquirido anteriormente, ubicó al Grupo como accionista mayoritario y lo posicionó como líder del mercado azucarero del Perú.
En febrero del mismo año, el Grupo Gloria tomó el control de la administración de Trupal S.A., empresa papelera dedicada a la fabricación de papeles y cartones a partir de bagazo desmedulado de caña de azúcar. Con esta adquisición, el Grupo integró procesos para maximizar y potenciar la productividad de la empresa en el mercado de papeles y cartones.
En marzo, el Grupo Gloria adquirió a través de su subsidiaria Fondo de Inversiones Diversificadas S.A. el 50% de las acreencias de la Empresa Agroindustrial Chiquitoy S.A., fundo ubicado en el valle de Chicama en el departamento de La Libertad. Su objeto principal es desarrollar las actividades agrarias del cultivo de la caña de azúcar, así como su comercialización.
En el mes de abril de 2006, se terminó la construcción de las instalaciones de la Compañía Regional de Lácteos Argentina S.A. –CORLASA–, establecida en febrero de 2005 mediante la compra del 50% de acciones de lo que era Lácteos Santa Fé a través de la subsidiaria del Grupo Inversiones Gloria Argentina S.A. y compartiendo equitativamente la propiedad con el Grupo de la Familia Gonella a través de su subsidiaria La Ramada S.A. CORLASA se constituye como la planta industrial más moderna de la Argentina. Tiene una capacidad de producción de 90 toneladas métricas por día de leche en polvo para consumo interno y externo.
En agosto de 2006 se adquirió Tableros Peruanos S.A. – TAPESA, a través de su subsidiaria Fondo de Inversión Diversificada S.A., obteniendo tanto la mayoría accionaria como el control de la junta de acreedores. TAPESA se dedica a la fabricación de tableros usando bagazo de caña de azúcar y madera de pino aglomerados con resina. TAPESA es la única empresa nacional dedicada a la fabricación de tableros aglomerados, compitiendo con productos importados principalmente de Chile y Ecuador.
En diciembre del mismo año, a través de su subsidiaria Centro Papelero S.A.C., el Grupo Gloria adquirio el 100% de las acciones de Manufacturera de Papeles y Cartones S.A. –MPC– empresa dedicada a la producción de cartón y cajas. Con esta adquisición, el Grupo Gloria se consolidó como el líder del mercado nacional de cartones y cajas.
En mayo de 2007, continuando con la estrategia descentralizadora del Grupo y con la de crecimiento en el mercado azucarero, el Grupo Gloria adquirió el 52% de acciones del Complejo Agroindustrial Cartavio S.A.A. a través de su subsidiaria COAZUCAR, logrando de esta manera consolidar su liderazgo en el mercado azucarero como el primer Grupo agroindustrial del Perú.
En esa misma fecha, el Grupo Gloria adquirió el 59.8% de la Empresa Agroindustrial Sintuco S.A.A. a través de su subsidiaria Corporación Azucarera del Perú – COAZUCAR
En el año 2004, las ventas del Grupo Gloria fueron de US$725 millones y contó con 6,337 colaboradores.

(ANSELMOSROMERO WEBLOG). 

sábado, 10 de agosto de 2013

CAPITAL SOCIAL Y CULTURA, CLAVES DEL DESARROLLO

BERNARDO KLIKSBERG

El Banco Mundial distingue cuatro formas básicas de capital: i) el natural, constituido por la dotación de recursos naturales con que cuenta un país; ii) el construido, generado por el ser humano, que incluye infraestructura, bienes de capital, capital financiero, comercial, etc.; iii) el capital humano, determinado por los grados de nutrición, salud y educación de la población; y iv) el capital social, descubrimiento reciente de las ciencias del desarrollo. Algunos estudios adjudican a las dos últimas formas de capital un porcentaje mayoritario del desarrollo económico de las naciones a fines del siglo XX, e indican que allí hay claves decisivas del progreso tecnológico, la competitividad, el crecimiento sostenido, el buen gobierno y la estabilidad democrática.

¿Qué es en definitiva el capital social? Aún no se tiene una definición que genere consenso. De reciente
exploración, el concepto está aún en plena delimitación de su identidad. Sin embargo, pese a considerables
imprecisiones, hay la impresión cada vez más generalizada de que, al investigarlo, las disciplinas del desarrollo están incorporando al conocimiento y a la acción un amplísimo número de variables importantes que estaban fuera del encuadre convencional. Robert Putnam, precursor de los análisis del capital
social, expresa en su difundido estudio sobre las disimilitudes entre la Italia septentrional y la Italia
meridional que este capital está conformado fundamentalmente por el grado de confianza existente entre los
actores sociales de una sociedad, las normas de comportamiento cívico practicadas y el nivel de asociatividad (Putnam, 1994).

Estos elementos muestran la riqueza y fortaleza del tejido social. La confianza, por ejemplo, actúa como un “ahorrador de conflictos potenciales”, limitando el “pleitismo”. Las actitudes positivas en materia de comportamiento cívico, que van desde el cuidado de los espacios públicos al pago de los impuestos, contribuyen al bienestar general. La existencia de altos niveles de asociatividad en una sociedad indica que ésta tiene capacidades para actuar en forma cooperativa, armando redes, concertaciones y sinergias de todo orden. Estos factores tendrían, según Putnam, mayor presencia y profundidad en el norte de Italia que en el sur de este país, y habrían tenido un papel decisivo en el mejor desempeño económico,
mayor calidad de gobierno y más estabilidad política en la Italia septentrional.

Para otro de los precursores, James Coleman, el capital social se presenta tanto en el plano individual
como en el colectivo. El primero tiene que ver con el grado de integración social de un individuo y con su
red de contactos sociales; implica relaciones, expectativas de reciprocidad y comportamientos confiables, y
mejora la eficacia privada. Pero también es un bien colectivo. Por ejemplo, si todos en un vecindario siguen
normas tácitas de preocupación por los demás y de no agresión, los niños podrán caminar a la escuela
con seguridad y el capital social estará produciendo orden público (Coleman, 1990).

Los diversos analistas hacen hincapié en distintos aspectos. Así, Newton (1997) opina que el capital
social puede ser visto como un fenómeno subjetivo, compuesto de valores y actitudes que influyen en la
forma en que se relacionan las personas. Incluye confianza, normas de reciprocidad, actitudes y valores que
ayudan a la gente a superar relaciones conflictivas y competitivas para establecer lazos de cooperación y
ayuda mutua. Baas (1997) dice que el capital social tiene que ver con cohesión social e identificación con las
formas de gobierno y con expresiones culturales y comportamientos sociales que hacen que la sociedad
sea más cohesiva y represente más que una suma de individuos.

Considera que los arreglos institucionales horizontales tienen un efecto positivo en la generación
de redes de confianza, buen gobierno y equidad social y que el capital social contribuye de manera importante a estimular la solidaridad y a superar las fallas del mercado a través de acciones colectivas y del uso comunitario de recursos. Joseph (1998) percibe este capital como un vasto conjunto de ideas, ideales, instituciones y arreglos sociales, a través de los cuales las personas encuentran su voz y movilizan sus energías particulares para causas públicas. Bullen y Onyx (1998) lo ven como redes sociales basadas en principios de confianza, reciprocidad y normas de acción.

En una visión crítica, Levi (1996) destaca la importancia de los hallazgos de Putnam, pero cree que es necesario hacer más hincapié en las vías por las que el Estado puede favorecer la creación de capital social.
Considera que el interés de Putnam por las asociaciones civiles, alejadas del Estado, deriva de su perspectiva romántica de la comunidad y del capital social. Ese romanticismo restringiría la identificación de mecanismos  optativos para la creación y uso del capital social, y limitaría las conceptualizaciones teóricas. Wall, Ferrazzi y Schryer (1998) entienden que la teoría del capital social necesita de mayores refinamientos antes de que pueda ser considerada una generalización medible. Serageldin (1998) resalta que, pese a haber consenso en que el capital social es relevante para el desarrollo, no hay acuerdo entre los investigadores y los cientistas prácticos acerca de los modos particulares en que hace su aporte, cómo se le puede generar y utilizar y de qué modo se le puede materializar y estudiar empíricamente.

Mientras prosigue el debate epistemológico y metodológico —totalmente legítimo— dada la enorme
complejidad del tema y el hecho de que los estudios sistemáticos sobre él se iniciaron hace menos de una
década-, el capital social sigue dando muestras de su presencia y acción efectiva. En esto queremos concentrarnos.Una amplia línea de investigaciones enfocadas a “registrarlo en acción” está arrojando continuamente nuevas pruebas del peso del capital social en el desarrollo.

Así, Knack y Keefer (1997) midieron econométricamente las correlaciones entre confianza y normas de cooperación cívica, por un lado, y crecimiento económico, por otro, en un amplio grupo de países y encontraron que las primeras tienen un fuerte impacto sobre el segundo. Asimismo, su estudio indica que el
capital social integrado por esos dos componentes es mayor en sociedades menos polarizadas en materia de
desigualdad y de diferencias étnicas. Narayan y Pritchet (1997) realizaron un estudio muy sugerente sobre grado de asociatividad y rendimiento económico en hogares rurales de Tanzania.Descubrieron que aun en esos contextos de gran pobreza las familias con mayores niveles de ingresos eran las que tenían un más alto grado de participación en organizaciones colectivas, y el capital social que acumulaban a través de esa participación las beneficiaba individualmente y creaba beneficios colectivos por diversas vías. Estas familias: i) utilizaban prácticas agrícolas mejores que las de los hogares que no participaban, ya que al participar recibían información que las llevaba a utilizar más agroquímicos, fertilizantes y semillas mejoradas; ii) tenían mejor información sobre el mercado; iii) estaban dispuestas a tomar más riesgos, porque el formar parte de una red social las hacía sentirse más protegidas; iv)influían en el mejoramiento de los servicios públicos y participaban más en la escuela, y v) cooperaban más a nivel del municipio.

Señalan estos investigadores en sus conclusiones que los canales identificados por los que el capital
social incrementaba los ingresos, y la solidez econométrica de la magnitud de sus efectos, sugieren que el
capital social es capital y no meramente un bien de consumo. La Porta, López de Silanes, Shleifer y Vishny
(1997) trataron de convalidar las tesis de Putnam en una muestra amplia de países. Sus análisis estadísticos
arrojan significativas correlaciones entre el grado de confianza existente en una sociedad y factores como
la eficiencia judicial, la ausencia de corrupción, la calidad de la burocracia y el cumplimiento de las obligaciones tributarias. Consideran que los resultados de Putnam para Italia aparecen confirmados a nivel internacional. Teachman, Paasch y Carver (1997) trataron de medir cómo influye el capital social en el rendimiento educativo de los niños. Utilizaron tres indicadores: la dinámica de la familia, los lazos con la comunidad y el número de veces que un niño ha cambiado de colegio. Encontraron fuerte correlación con un indicador clave de rendimiento, la probabilidad de deserción. Su hipótesis es que el capital social hace más productivas otras formas de capital, como el humano y el financiero

La influencia positiva de un componente central del capital social, la familia, en numerosos aspectos ha
sido verificada por diversas investigaciones recientes. Cuanto mayor es la solidez de ese capital social básico
mejores son los resultados, y al revés. Una amplia investigación sobre 60 000 niños en Estados Unidos
(Wilson, 1994) indica que los niños que vivían con un solo progenitor eran dos veces más propensos a ser
expulsados o suspendidos en la escuela, a sufrir problemas emocionales o de conducta y a tener dificultades
con los compañeros. También eran mucho más proclives a tener una conducta antisocial. Katzman
(1997) señala que, según estudios realizados en el Uruguay, entre los hijos concebidos fuera del matrimonio
la mortalidad infantil es mucho mayor y que los que no conviven con ambos padres biológicos exhiben
mayores daños en distintas dimensiones del desarrollo psicomotriz. Una investigación en Suecia —en un
medio totalmente diferente y con mucho mejores condiciones económicas— comprueba que las familias
estables influyen positivamente en el rendimiento del niño. Jonsson y Gahler (1997) demuestran que los niños
que vienen de familias divorciadas muestran menor rendimiento educativo. Hay una pérdida de recursos
en relación a aquéllos con los que cuenta el niño en las familias estables. Sanders y Nee (1996) analizan la familia como capital social en el caso de los inmigrantes en los Estados Unidos. Sus estudios indican que el espacio familiar crea condiciones que hacen factible una estrategia clave de supervivencia entre los inmigrantes: el autoempleo. La familia minimiza los costos de producción, transacción e información asociados con él. Se facilita así la aparición de empresas operadas familiarmente. Hagan, MacMillan y Wheaton (1996) señalan que en las migraciones, incluso hacia el interior de un país, hay pérdidas de capital social, y que ellas son menores en familias con padres involucrados con los niños y con madres protectoras, y mayores si los padres y madres no se dedican intensamente a los niños.

Kawachi, Kennedy y Lochner (1997) dan cuenta de datos muy decidores sobre la relación entre capital
social, equidad y salud pública. El conocido estudio de  Alameda County, confirmado después en investigaciones epidemiológicas en diferentes comunidades, descubrió que las personas con menos contactos sociales tienen peores probabilidades en términos de esperanza de vida que aquellos con contactos más amplios. Por lo tanto, la cohesión social de una sociedad que facilita los contactos interpersonales es un factor fundamental de salud pública. Los autores midieron estadísticamente las correlaciones entre el capital social representado por la confianza, por un lado, y la mortalidad, por otro, en 39 estados de los Estados Unidos. Observaron que cuanto menor era el grado de confianza entre los ciudadanos, mayor era la mortalidad media. La misma correlación se tuvo al relacionar la tasa de participación en asociaciones voluntarias con la mortalidad: cuanto más baja era la primera, más
crecía la segunda. Los investigadores introdujeron en el análisis el grado de desigualdad económica y verificaron que cuanto más alto era éste, menor era la confianza que unos ciudadanos tenían en otros. El modelo estadístico que utilizaron les permitió afirmar que, por cada punto que aumentaba la desigualdad en
la distribución de los ingresos, la mortalidad subía dos o tres puntos con respecto a lo que debiera haber sido.

Para ilustrar su análisis, los autores usaron diversas cifras comparadas. Estados Unidos, a pesar de tener
uno de los ingresos per cápita más altos del mundo,acusaba en 1993 un ingreso per cápita de 24 680 dólares y una esperanza de vida de 76.1 años, inferior esta última a la de naciones con menor ingreso, como los Países Bajos (17 340 dólares y 77.5 años), Israel (15 130 dólares y 76.6 años) y España (13 660 dólares y 77.7 años). Cabe aseverar entonces que una distribución más igualitaria de los ingresos crea mayor armonía y cohesión social y mejora la salud pública. Las sociedades con mayor esperanza de vida en el mundo, como Suecia (78.3 años) y Japón (79.6 años) se caracterizan por muy altos niveles de equidad. La desigualdad, concluyen los investigadores, hace disminuir el capital social, y ello afecta fuertemente la salud de la población.

El capital social, al margen de las especulaciones y las búsquedas de precisión metodológica, desde ya
válidas y necesarias, de hecho opera a diario y tiene gran peso en el proceso de desarrollo. Hirschman
(1984), en forma pionera, ha planteado al respecto algo que merece toda nuestra atención. Indica que el capital social es la única forma de capital que no disminuye o se agota con su uso sino que, por el contrario,
crece con él. Señala: ‘El amor o el civismo no son recursos limitados o fijos, como pueden ser otros factores
de producción; son recursos cuya disponibilidad,lejos de disminuir, aumenta con su empleo’.

El capital social puede, asimismo, ser reducido o destruido. Moser (1998) advierte sobre la vulnerabilidad
de la población pobre en capital social frente a las crisis económicas: ‘mientras que los hogares con suficientes recursos mantienen relaciones recíprocas, aquellos que enfrentan la crisis se retiran de tales relaciones ante su imposibilidad de cumplir sus obligaciones’. Fuentes (1998) analiza cómo en Chiapas (México) las poblaciones campesinas que se vieron obligadas a migrar se descapitalizaron severamente en términos de capital social, dado que se destruyeron sus vínculos e inserciones básicas. Por otro lado, como lo señalan varios estudios, puede haber formas de capital social negativo, como las organizaciones criminales, pero su existencia no invalida las inmensas potencialidades del capital social positivo.

La cultura cruza todas las dimensiones del capital social de una sociedad. La cultura subyace los componentes básicos considerados capital social, como la confianza, el comportamiento cívico, el grado de asociatividad. Las relaciones entre cultura y desarrollo son de todo orden, y asombra la escasa atención que se les ha prestado. Aparecen potenciadas al revalorizarse todos estos elementos silenciosos e invisibles, pero claramente operantes, involucrados en la idea de capital social.

Entre otros aspectos, los valores de que es portadora una sociedad van a incidir fuertemente sobre los
esfuerzos de desarrollo. Como lo ha señalado Sen (1997a), ‘los códigos éticos de los empresarios y profesionales son parte de los recursos productivos de la sociedad’. Si estos códigos subrayan valores afines al proyecto de desarrollo con equidad reclamado por amplios sectores de la población, lo favorecerán; de lo contrario, lo obstaculizarán. Los valores predominantes en el sistema educativo,
en los medios de difusión y en otros ámbitos influyentes de la formación de valores pueden estimular
u obstruir la conformación de capital social, el que a su vez, como se ha visto, tiene efectos de importancia
sobre el desarrollo. Chang (1997) subraya que los valores ponen las bases de la preocupación del uno por el otro más allá del solo bienestar personal y contribuyen de manera crucial a determinar si habrá avances
en las redes sociales, las normas y la confianza. Valores que tienen sus raíces en la cultura y son fortalecidos
o dificultados por ella, como la solidaridad, el altruismo, el respeto y la tolerancia, son esenciales para
un desarrollo sostenido.

En la lucha contra la pobreza la cultura aparece como un elemento clave. Como lo destaca la UNESCO
(1996): “Para los pobres los valores propios son frecuentemente lo único que pueden afirmar”. Los grupos
desfavorecidos tienen valores que les dan identidad.El irrespeto a estos grupos y su marginación pueden
ser totalmente lesivos a su identidad y bloquear las mejores propuestas productivas. Por el contrario, su
potenciación y afirmación pueden desencadenar enormes energías creativas. La cultura es, asimismo, un factor decisivo de cohesión social. En ella las personas pueden reconocerse mutuamente, crecer en conjunto y desarrollar la autoestima colectiva. Como señala al respecto Stiglitz (1998), preservar los valores culturales tiene gran importancia para el desarrollo, por cuanto ellos sirven como una fuerza cohesiva en una época en que muchas otras se están debilitando. El capital social y la cultura pueden ser palancas formidables de desarrollo si se crean las condiciones adecuadas. Su desconocimiento o destrucción, por el contrario, dificulta enormemente el camino. Cabría preguntarse, sin embargo, si potenciarlos no pertenecerá
al reino de las grandes utopías, de un porvenir todavía ajeno a las posibilidades actuales de las sociedades.
En la sección siguiente se intenta demostrar que esto no es así, que hay experiencias concretas que han
logrado utilizar tales palancas en escala considerable al servicio del desarrollo y que es preciso extraer enseñanzas de ellas.







sábado, 27 de julio de 2013

Equidad de Genero. (CEPAL, 2000).

La equidad de género, elemento constitutivo de la equidad social, exige un enfoque integrado de las
políticas públicas. Hasta ahora, ha prevalecido en la región una asociación de las políticas de género con
las políticas sociales; recién a partir de la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer se comenzaron a
desplegar más esfuerzos por relacionarla con las políticas macroeconómicas y de gobernabilidad
sistémica.

Al finalizar el siglo aún se trata de armonizar, desde la perspectiva de la indivisibilidad de los
derechos humanos, las políticas económica y social, el desarrollo institucional y la gobernabilidad, y la
participación social y ciudadana, en el marco de un análisis de género que forme parte de un enfoque
transdisciplinario e intersectorial.

El aspecto más destacado del proceso de globalización ha sido la notable expansión del comercio
internacional (Ocampo, 1999). Lo que más llama la atención en este contexto, junto con los aspectos
negativos de la crisis financiera, son los efectos adversos en términos de equidad y la distorsionada
distribución de las oportunidades.

Ante esta situación, nuestro principal interés es determinar cuán justa ha sido la apertura comercial o, expresado en otros términos, cómo ha contribuido la liberalización del comercio a la igualdad de género. La globalización de las finanzas y el comercio han venido de la mano de procesos de exclusión social cuyos efectos negativos sobre la equidad de género merecen la atención prioritaria de los gobiernos.

El crecimiento económico de la región, que entre 1991 y 1998 fue de 3.6%, sufrió un brusco
descenso en 1999 (CEPAL, 1999a). Cuando se calcule el crecimiento a lo largo de todo el decenio, es
probable que las cifras correspondientes se sitúen apenas en torno de un 3% anual en promedio (Ffrench-
Davis, 1999).

Pero no sólo el crecimiento ha sido moderado, sino que además las oportunidades que brinda la globalización se han distribuido en forma poco equitativa. Hay más heterogeneidad que antes en
los mercados de trabajo, en el rendimiento y situación de las empresas grandes en comparación con las
pequeñas, y las nacionales en contraposición a las extranjeras.

En ese contexto y dada la modalidad de inserción laboral de las mujeres, sus opciones de desarrollo individual y colectivo se han visto seriamente afectadas, a lo que contribuye el hecho de que, a pesar de su creciente participación en el mundo del trabajo remunerado, han seguido asumiendo las principales, si no todas, las responsabilidades familiares.

Una de las paradojas del siglo que concluye es el hecho constatable de que, nunca como hoy, las
mujeres han ejercido tal cantidad de derechos y gozado de tal visibilidad y reconocimiento. A la vez, quizás nunca han sido más evidentes las exclusiones que caracterizan a la aldea global.

La igualdad de las mujeres se está construyendo, en muchos casos, en sentido contrario a las crecientes desigualdades económicas, sociales, políticas, culturales y mediáticas que caracterizan el mundo globalizado. La concentración de la riqueza4 y el poder, el aumento de la pobreza absoluta,5 y la creciente violencia 6
pública como privada, ponen en peligro los adelantos logrados en materia de igualdad entre hombres y
mujeres.

A esto se suma el hecho de que la desigualdad entre las mismas mujeres tiende a acentuarse
dramáticamente si no se adoptan políticas apropiadas. Los cambios más significativos que se han dado en América Latina y el Caribe en la década de 1990 son consecuencia del ingreso masivo y acelerado de las mujeres al mercado laboral, la universalización del acceso a los distintos niveles de educación, el incremento aún insuficiente de su participación en la toma de decisiones y la mayor cobertura de los servicios de salud maternoinfantil y reproductiva.

Se han producido cambios en variados ámbitos: el marco jurídico, la creación de instituciones y las estructuras familiares, la cultura y los valores; también es digna de mención la conquista de una mayor autonomía económica de gran trascendencia para el futuro de la región. La  necesidad de fortalecer los derechos humanos en todos los ámbitos, especialmente a nivel internacional es otro avance significativo.

Estos cambios positivos se han visto contrarrestados por varios fenómenos, entre los que destacan las tendencias no equitativas del desarrollo económico, las crecientes brechas que está produciendo el sistema educativo, el deterioro general de los sistemas de salud y la provisión de servicios y marcados déficit de ciudadanía en amplios sectores de la población.

La globalización que caracteriza el mundo contemporáneo está provocando cambios de tal
magnitud y rapidez que hacen perder validez a las claves empleadas hasta ahora para interpretar la
realidad.

Una de esas claves, que asumía la subordinación femenina como natural, así como su reino en el
mundo privado, ha sido alterada de manera tal que hoy se reconoce no sólo la posibilidad, sino la
necesidad, de cambiar las relaciones culturalmente construidas y que determinan la discriminación de las
mujeres.

Los gobiernos, frecuentemente en colaboración con la sociedad civil, han desplegado múltiples
estrategias para incorporar el enfoque de género en todos los aspectos del diseño de políticas públicas,
adoptando enfoques transdiciplinarios, intersectoriales y participativos cuyos resultados, alcances y
nuevos desafíos comienzan a visualizarse al finalizar el siglo, cinco años después de la aprobación de la
Plataforma de Acción de Beijing y transcurridos seis años de la aprobación del Programa de Acción
Regional para las Mujeres de América Latina y el Caribe, 1995-2001.

La modernización acelerada de la economía, la sociedad y todas las instituciones políticas, jurídicas y culturales no sólo ofrece nuevas oportunidades de desarrollo, sino que a la vez da origen a nuevas asimetrías y profundiza antiguas exclusiones, cuyos efectos para las mujeres son objeto de preocupación.

En ese contexto, los adelantos logrados en la superación de las desigualdades entre hombres y mujeres han atenuado los efectos de la inadecuada distribución de las oportunidades que caracteriza, hasta el momento, los procesos de globalización. En América Latina y el Caribe, la globalización ha sido intensa, pero muy desigual, desequilibrada e incompleta (Ffrench-Davis, 1999) y se ha caracterizado por mercados externos amplios,5 pero inestables, así como por heterogeneidades que afectan a la economía, la política, la cultura y el ejercicio de los derechos humanos.

Después de casi un lustro se observa una tendencia creciente de la igualdad de oportunidades en
la mayoría de las naciones. En América Latina, el incremento del índice de desarrollo de la mujer (IDM)
elaborado por el PNUD ha sido generalizado, sin que ello haya supuesto variaciones sustanciales en la
posición relativa de los países.6

En el ámbito económico la transformación ha sido incompleta y aunque los métodos empleados
para realizar las reformas estructurales han sido variados, hay errores que se repiten, especialmente en el
manejo macroeconómico, es decir en la concepción de las reformas financieras y comerciales, y en los
esfuerzos limitados por corregir las desigualdades enfrentadas por las mujeres en los mercados.

Estos errores se atribuyen a la “fe extrema del neoliberalismo en la eficiencia del sector privado tradicional y
una desconfianza también extrema en el sector público y en las formas no tradicionales de organización
privada” (Ffrench-Davis, 1999).

Por otra parte, estamos recién saliendo, tanto en la región como a escala global, de dos décadas de
desprestigio del igualitarismo como ideología y como valor (Hopenhayn y Ottone, 1999), período durante
el cual perdieron fuerza las ideas de igualdad y de derechos sociales.

A nivel estatal, prevaleció la idea de un Estado no intervencionista, sino normativo y regulador, que desempeña un rol limitado en la corrección de las desigualdades.

Es en ese contexto que la lucha por la igualdad de mujeres y hombres tuvo no solamente la virtud
de mejorar el marco jurídico de todos los países, eliminando las expresiones de discriminación contenidas
en las leyes, sino también de fomentar la creación de mecanismos y exigir la redistribución del ingreso y
las inversiones en favor de las mujeres, e inició, en muchos casos en forma pionera y aunque desde
espacios de baja intensidad institucional y política, una importante contribución a las políticas de
humanización de la economía y de integración de la política económica con lo social desde un paradigma
de desarrollo sostenible.

Dicho en otros términos, mientras las reformas económicas —y los pactos políticos de gobernabilidad que las sustentaron— se caracterizaron en la mayoría de los casos por un enfoque de libre mercado y democracia representativa, con una agenda social limitada, las oficinas nacionales de la mujer
(ONM), las organizaciones no gubernamentales y los movimientos sociales de mujeres nacionales e
internacionales tuvieron la virtud de plantear el reconocimiento de los derechos humanos y de colocar en
el debate público de la mayoría de los países temas estratégicos como el papel que puede desempeñar el
Estado en la corrección de desigualdades, la participación de la sociedad civil en la formulación de
políticas, la extensión del ejercicio de la ciudadanía al ámbito privado de la familia a través de la sanción 8
de la violencia doméstica, el reconocimiento de los derechos sexuales y reproductivos,7 y la aceptación de
la necesidad de que las responsabilidades familiares sean compartidas entre hombres y mujeres.

Los avances en materia de igualdad de género funcionaron como mecanismos orientados a desactivar y
atenuar la transmisión de desigualdades que amenaza a la región.

Otra contribución importante al bien común hecha por las políticas de género ha consistido en
fomentar, aunque aún de manera limitada, una redistribución de los recursos destinados a la inversión
social.

Estas políticas, que han exigido que se preste atención a grupos específicos de mujeres —niñas,
jefas de hogar, jóvenes embarazadas, víctimas de violencia, campesinas pobres, indígenas—, gracias a lo
cual han dado visibilidad a los procesos de diferenciación social y han contribuido a que el Estado se
ocupe de los grupos más vulnerables.

Uno de los cambios más profundos, aunque aún polémicos, que se ha dado en los últimos años es
la creciente reflexión en el mundo académico, político estatal y de la sociedad civil sobre de los sesgos
androcéntricos de la política económica.8

En general, se reconoce que la tendencia dominante en política económica no sólo oculta la presencia de las mujeres, sino que en general ignora a los seres humanos.9 Sin embargo desde el punto de vista de la igualdad de género, se observa que cuando se identifica a los actores sociales que participan en el ámbito de la economía, se suele considerarlos de manera indiferenciada, partiendo del supuesto de la existencia de un “ciudadano productor” asociado a un paradigma masculino según el cual los hombres son los principales y únicos proveedores estables del ingreso familiar, así como los titulares de los derechos sociales y económicos.

Estos supuestos de la política económica que incluyen un paradigma masculino de la producción
se basan, a la vez, en una falta de cuestionamiento del trabajo doméstico.

Por lo tanto, no se trata sólo de la formulación de políticas sobre un imaginario cultural que asocia el mundo público y de la producción a lo masculino, sino que además desconoce la dimensión económica del trabajo reproductivo no remunerado y del trabajo doméstico realizado por las mujeres.

Hasta hace pocos años, el reconocimiento del trabajo reproductivo de las mujeres solamente había servido como justificación para la elaboración de programas sociales compensatorios. Sin embargo, los últimos años se han caracterizado por una creciente  demanda de que se considere el trabajo de las mujeres en las cuentas nacionales, los presupuestos y el diseño de políticas económicas, en un marco de desarrollo sostenible.

Aunque en el análisis de los informes no se encuentran avances significativos en materia de política económica con enfoque de género, es evidente que esta reflexión y este debate representan uno de los cambios más importantes que se han dado en esta área.10

Esta reflexión se ha alimentado de una evaluación crítica surgida en el seno mismo de las
organizaciones de mujeres, tanto gubernamentales como académicas, y de la sociedad civil.

Se reconoce que las políticas, programas y proyectos se han visto beneficiados por los aportes técnicos, metodológicos y políticos del enfoque de género. Sin embargo, es en el ámbito de la política económica en el que se definen las oportunidades y la justicia distributiva, por lo que se ha iniciado un importante esfuerzo por influir en la orientación de la política económica en la región,11 a fin de integrarla al desarrollo social.

Por último, el razonamiento anterior ha demostrado el valor estratégico de la participación
política y social de las mujeres en los espacios de toma de decisiones. En este sentido, a diferencia del
Caribe, existen marcadas diferencias entre los países latinoamericanos y dentro de éstos. En un mismo
país puede haber un gran número de mujeres parlamentarias, junto con una falta absoluta de participación
en los campos judicial y sindical. Esto significa que los cambios positivos no se reflejan necesariamente
en una política general que facilite el acceso de las mujeres a la toma de decisiones, dado que cada ámbito
tiene una dinámica propia y opera como sistema cerrado.

En esa medida se debe entender el papel de las políticas de equidad de género no sólo en su
limitado alcance, es decir su contribución a la creación de instituciones para el adelanto de la mujer o la
implementación de programas y proyectos en distintos ámbitos sectoriales, sino también desde el punto
de vista de sus efectos generales como portadoras de un paradigma igualitario y de derechos humanos que
reconoce la heterogeneidad estructural potenciada por los procesos de globalización y reforma estatal y
centra su atención en los seres humanos.
10

sábado, 20 de julio de 2013

La Industrializacion en Europa.

La situación europea a finales del siglo XV

A finales del siglo XV Europa se encontraba en un proceso histórico cuyos elementos, en grados muy diversos, se entrelazaron para hacer posible la expansión del Viejo Mundo hacia territorios ignorados y el dominio de nuevas poblaciones por los habitantes del Viejo Continente. Así, aunque el descubrimiento de América fue hecho a nombre de la Corona española, y aunque al frente de la primera expedición iba un marino italiano, no es posible captar los motivos del descubrimiento ni los diversos factores que contribuyeron a hacer realizables los largos viajes de los descubridores y a dotar de energías y recursos a quienes se encargarían de vencer y dominar a los pueblos indígenas de las zonas recién encontradas, sin atender brevemente al conjunto de la situación europea de finales del siglo XV1.
La sociedad europea de la Edad Media ha sido caracterizada como una sociedad feudal, en la que la organización política se basó en relaciones personales de fidelidad y vasallaje entre señores, y la vida económica en la producción agraria de señoríos rurales y en menor grado en las manufacturas elaboradas por gremios artesanales urbanos. Todos estos elementos se encontraban en profunda crisis a finales de la Edad Media. El señorío, unidad económica agraria fundada en la explotación gratuita, por parte de la nobleza, del trabajo de los campesinos, que estaban obligados a prestar a aquélla diversos servicios laborales y a pagar tributos y rentas de varias clases, había sentido desde el siglo XIII el impacto del desarrollo de las ciudades. El crecimiento de las actividades urbanas revitalizó la circulación monetaria en el sector rural, aumentó las necesidades de ingresos líquidos de la nobleza y ofreció un mercado creciente para los productos del campo. Al mismo tiempo socavó las bases de la servidumbre campesina, al ofrecer a los trabajadores rurales un eventual refugio y el logro de la libertad.
La crisis económica que se extendió por el occidente europeo a mediados del siglo XIV aumentó las dificultades de los señoríos: hambrunas y pestes disminuyeron drásticamente la población, estrechando el mercado para los productos rurales y haciendo muy escasa la mano de obra campesina. Ante esta situación, los señores intentaron en muchos casos aumentar la explotación de siervos y campesinos libres y elevar las rentas de la tierra, lo que condujo a una violenta oleada de revueltas campesinas, que si no amenazaron directamente el orden señorial, pusieron al menos en crisis algunos de sus rasgos más odiosos y condujeron a adecuar en alguna medida el sector rural a las exigencias de un nuevo sistema económico. La oferta de mejores condiciones hecha por los señores para atraer campesinos a sus tierras y la violencia ejercida por los habitantes rurales se unieron para cambiar radicalmente la situación del campo, hasta tal punto que para finales del siglo XV había desaparecido ya casi completamente la servidumbre de la gleba en los países de Europa Occidental, es decir, había terminado la obligación de permanecer atado al suelo del señor y ligado a éste por una relación de dependencia personal. Por supuesto, la estructura social siguió siendo rigurosamente jerárquica, y los señores conservaron el derecho a recibir de los campesinos rentas, tributos u otras clases de beneficios de origen feudal.
En las ciudades, la crisis económica, que se prolongó durante la segunda mitad del siglo XIV y gran parte del siglo XV, condujo a una acentuación de las restricciones gremiales tradicionales. Para mantener los precios y proteger la producción se apeló a una reglamentación cada vez más detallada de las labores artesanales e incluso a la reducción de las cantidades producidas. Al mismo tiempo, las oligarquías urbanas, formadas por familias de comerciantes, financistas o maestros artesanos exitosos, perdieron interés en las actividades artesanales y comerciales, ahora menos lucrativas, y orientaron gran parte de su energía y sus ingresos a la compra de tierras, a la búsqueda de oportunidades de ennoblecimiento y a actividades de consumo suntuario. Estas últimas dieron pie para el florecimiento de las artes en muchas de las ciudades de la baja Edad Media; el "renacimiento" estuvo así ligado a las dificultades económicas de este periodo de crisis.
El clima de recesión fue acentuado por la situación monetaria, caracterizada por una caída de la circulación del oro y la plata. El aumento de los consumos suntuarios de la nobleza y el patriciado urbano debía pagarse con metales preciosos, especialmente en el Oriente, de donde se importaban especias, telas y otros productos de lujo. La producción de metales, especialmente de plata, decreció bastante durante los años de la crisis; a esto se añadió la disminución del comercio con el Sudán, de donde se había obtenido buena parte del oro que circulaba en Europa. Los precios internos en Europa, impulsados por la disminución de la demanda y la simultánea contracción del volumen de metal en circulación, parecen haber disminuido, lo que a su vez llevaba a nuevas disminuciones de la producción, en un círculo vicioso que sólo se rompería a fines del siglo XV.
La crisis, no obstante, afectó a los diversos países en forma muy desigual. Aquellos que habían desarrollado sus economías urbanas en mayor grado, y que contaban con un sistema artesanal gremial más firme, así como con una economía más monetaria, parecen haber sido los más afectados: éste fue el caso de Italia, Cataluña y algunas zonas de los Países Bajos. Pero donde era menor la vinculación con la vida monetaria, donde las ciudades eran menos independientes y las reglamentaciones urbanas y gremiales más débiles, el efecto de la crisis fue menor. Así, el norte de Europa respondió mejor a las nuevas condiciones, y poco a poco Flandes e Inglaterra desarrollaron una industria textil que comenzó a reemplazar la de Italia; en esos países los empresarios industriales establecieron sus talleres en el campo, o aprovecharon las horas libres de los campesinos para realizar algunas etapas del proceso de producción textil. España, productora de lana, se orientó a aquellos países, como proveedora de materias primas para su naciente sector industrial.
Tan importante como la crisis económica fue el proceso de pérdida de los poderes políticos y judiciales por parte de los señores. En el sistema sociopolítico feudal, buena parte de las funciones estatales había pasado a manos de los nobles, que habían recibido sus dominios en feudo de parte de un señor o monarca al que se ligaban por obligaciones personales de fidelidad y servicio. El desarrollo de la economía monetaria, las dificultades de algunos sectores de la nobleza o su agotamiento en guerras y rivalidades, el renacimiento de ideales derivados del antiguo derecho romano, contribuyeron a afirmar un proceso de fortalecimiento del poder de los reyes, que se expresó en la recuperación de la soberanía cedida a los señores feudales, en la aparición de burocracias y ejércitos reales y en el desarrollo de sistemas tributarios con alguna eficacia. Estos nuevos estados, en los que el monarca tenía una capacidad creciente de hacerse obedecer dentro de un territorio que comenzaba a corresponder a una nación, adquirieron así mayor capacidad para apoyar y proteger empresas más costosas y audaces, como aquellas ligadas a las nuevas aventuras imperiales.
Mientras tanto, las actitudes culturales de los habitantes de Europa habían cambiado bastante, sobre todo en las ciudades, donde el influjo de comerciantes, financistas, pilotos, geógrafos, etc., daba cierto énfasis a las preocupaciones mundanas y disminuía la importancia de las formas de pensamiento religioso. La cultura del "renacimiento", que se afirmó inicialmente en los centros urbanos italianos y se extendió a los demás países de Europa Occidental, aunque llena de elementos contradictorios, estuvo marcada por la crítica a la tradición dogmática de la Iglesia, la búsqueda de nuevas formas de religiosidad, la afirmación del individualismo, el creciente interés por el descubrimiento de los secretos del universo y del hombre y, por supuesto, por el redescubrimiento de las letras y las ciencias de la antigüedad.
El renacimiento de la ciencia experimental fue impulsado por motivos muy diversos, que iban desde la afirmación de una mentalidad más pragmática y la búsqueda de soluciones a problemas concretos por parte de artesanos, constructores e inventores hasta los esfuerzos más místicos por hallar las más recónditas claves de los secretos del universo, pasando por la especulación filosófica que abría el paso a nuevas formas de concebir la realidad. Pero hayan sido cualesquiera los motivos, el hecho es que la ciencia y la tecnología europeas se convirtieron hacia 1400 en las más avanzadas del universo, superando las creaciones chinas o del mundo árabe. Esta superioridad científica y tecnológica europea sería decisiva en los siglos siguientes y se haría cada día mayor; inicialmente, en el contacto con nuevos pueblos, resultó crucial la diferencia en dos áreas: la navegación y la guerra. Es probable que la mayor sofisticación y desarrollo de la tecnología agrícola hubiera sido a la larga más importante para explicar el conjunto de la evolución europea; en  términos inmediatos, sin embargo, los dos aspectos mencionados fueron decisivos. Los avances en la navegación, que se manifestaron en las técnicas de construcción de navíos -modificaciones en las formas de los cascos y el velamen y, hacia 1400, el uso del timón de cola,  que dio mucha maniobrabilidad a los buques- y en los conocimientos geográficos y astronómicos, hicieron posible lanzarse a alta mar y abandonar la limitación al Mediterráneo y a las cercanías de las costas atlánticas. Estos cambios, que abrían el Atlántico a la actividad de marinos y descubridores europeos, irían a afectar la posición de los estados occidentales, al permitir a Inglaterra, Francia, España y Portugal lanzarse a una actividad comercial que antes había estado centrada en Italia. Por otro lado, las formas de hacer la guerra fueron afectadas substancialmente con el descubrimiento de la pólvora, realizado por los chinos pero aprovechado en forma rápida y eficaz por los europeos. Hacia 1320 comenzó el uso de los cañones en Europa y unos 150 años más tarde se empezaba a generalizar el de armas de fuego manuales. Las armas de fuego y los avances en la navegación, unidos a otras ventajas culturales como el uso generalizado de la escritura y la disponibilidad de animales domésticos, en especial el caballo, permitieron a los europeos lanzarse a una etapa de descubrimientos y conquistas que inaugurarían, hacia 1500, una fase completamente nueva del desarrollo de la llamada cultura occidental: la de la expansión de la civilización europea, el sometimiento de los demás pueblos al dominio colonial por parte del Viejo Continente, y la unificación creciente del mundo bajo la tutela del capitalismo.
 ,

domingo, 14 de julio de 2013

China: Modelos de Desarrollo economico ( 2da Parte de 4 )

Dr. Julio A. Díaz Vázquez Profesor Titular Departamento de Macroeconomía , Centro de Investigaciones de Economía Internacional Universidad de La Habana.

CHINA: MODELOS DE DESARROLLO ECONÓMICO

Julio A. Díaz Vázquez

Las deformaciones creadas por el Gran Salto Adelante fueron sometidas a rectificación en 1961-1965 bajo la consigna de reajuste-consolidación completamiento
y elevación, condensadas en el llamado a caminar sobre las
dos piernas. 

Se propugnó un crecimiento más equilibrado de la industria y la
agricultura. El igualitarismo imperante en las comunas se debilitó a favor de
mayores incentivos materiales a la producción; los campesinos recibieron
autorización para explotar parcelas individuales.

La planificación fue reforzada, fueron reducidos los tamaños de las comunas,
aumentando su número hasta las 74 mil; estimuladas las actividades anexas
personales como la artesanía. 

Especial énfasis se puso en el fomento de la ciencia, la tecnología, la modernización, el incremento de la productividad, los sistemas de incentivos, los controles financieros y contables en las empresas. Así, la restauración moderada ejecutada propició un notable auge económico.

Entre 1963-1965 la RN mostró un elevación cercana al 15%; la producción
agrícola, en un 11%; la industria, en un 18%. Por primera vez, la industria ligera
aventajó el ritmo de incremento de la pesada, aunque las disponibilidades de
bienes de consumo no superaban los de 19576.

El pragmatismo que parecía imponerse en el ordenamiento de la economía del
país tenía como cabezas visibles a Liu Shao-qui, como presidente de la
República; Deng Xiaoping, Secretario General del PCCh7; y Zhou En-lai, en el
cargo de Primer Ministro.

Sin embargo, entre 1962-1965, Mao emprendió una crítica a las políticas
económicas aplicadas, en particular en la agricultura. Enfiló las diatribas contra
la cierta autonomía concedida al sector y al cultivo de las parcelas individuales
por los campesinos. Denunció una supuesta facción burguesa en el PCCh que
procuraba volver al capitalismo, al apoyar el empleo de mecanismos y palancas
mercantiles e incentivos materiales.

La señal para el despliegue de una tercera opción de desarrollo económic-osocial,
la Gran Revolución Cultural Proletaria, la dio el dazibao (periódico mural) colgado en la pared de la Universidad de Beida (Beijing, 6/1966). En la puerta del Comité Central del PCCH (5/8/1966) Mao colocó su propio dazibao, cuyo título bombardeen los estados mayores resultó todo un programa. (6).

Rápidamente se desató una virulenta campaña contra los cuadros del Partido y
dirigentes estatales acusados de defender la línea capitalista. De los líderes
represados, entre otros, figuraron Liu Shao-qui y Deng Xioaping (8).}

La punta de lanza de la ofensiva de las masas destapada por la revolución
cultural, recayó en los guardas rojos, destacamentos de la juventud seducidos
por el culto a la personalidad de Mao. El radicalismo doctrinal izquierdista
instaba a combatir lo antiguo y burgués. 

A fines de 1967, una vez borrada la oposición dentro del Partido, y consolidados los dictados y el lugar protagónico de Mao, se procedió a la reordenación social -- proceso en el que también ejercieron influencia factores externos --, al ajuste de la economía a parámetros de naturalización y suprimir elementos monetarios-mercantiles. 

La avanzada de los guardias rojos fueron desligadas; la gran mayoría fue enviada al campo.

La economía sufrió un duro retroceso de 1966-1968. La planificación fue
desarticulada, los comités de fábricas del Partido desplazaron a los gerentes y
los resortes monetarios e incentivos materiales fueron liquidados. 

Los vínculos empresariales se naturalizaron y las relaciones de mercado se anularon en la
práctica. La agricultura retornó al colectivismo de las comunas; las áreas
privadas cultivadas disminuyeron del 15% al 5%. Los mercado-bazars y ferias
libres casi desaparecieron. Pero, resultó paradójico que la industria rural fuera
estimulada como complemento de las actividades agrícolas. 

Tampoco faltó en este curso del desarrollo económico-social de China la
glorificación de las virtudes, en mucho inspirado en las experiencias del período
heroico de Yenan; y se intentó entronizar el llamado modelo maoísta;
encarnación ideal de un socialismo austero. 

Esta peculiar concepción social justificó el envío de intelectuales, profesionales y citadinos al campo para aprender de las fortalezas del proletariado. Modelo que la izquierda socialista identificó como opuesto a la ortodoxia del proyecto europeo del socialismo real.

El desempeño económico sufrió la caída de la producción de casi un 14% en
1967 y de un 5% en 1968. La agricultura decreció cerca de un 3%; solo los
ramos vinculados con la defensa y la industria espacial mostraron índices
positivos. 

China explotó con éxito su primera bomba atómica en 1964; y en 1970 puso en órbita el primer satélite. El IV Plan Quinquenal (1968-1972) intentó relanzar las tareas económicas: la tasa de acumulación fue del 37%; el incremento del producto bruto interno (PIB) se fijó en el 6%. 

El crecimiento medio de la producción industrial mostró los males que aquejó a la economía entre1956-1975. En 1953-1957 la industria pesada creció un 25% y la ligera un
13%; en 1975 fue de un 1% y un 2%. El PIB en 1965-1976 aumentó en un 5%. 

El V Plan Quinquenal (1973-1977) siguió la tónica del anterior, al intentar
estabilizar el desarrollo económico del país y paliar la irracionalidad del
remolino tormentoso entronizado en los años de la revolución cultural(9).

En este tiempo se trató de estimular la producción combinando en algo la sensatez
económica con la movilización social en torno a los objetivos productivos.

Finalmente, intentar un juicio pleno de lo que significaron las concepciones de
Mao, a partir de 1958, en lo que respecta a la formación de un modelo de
(7) socialismo chino que se convirtiera en paradigma mundial, resulta una meta
que rebasa los propósitos de este trabajo. 

Además, cuanta el agravante de la ausencia de una valoración científico-académica integral, que tenga en cuenta, ante todo, los involucrados que vivieron y soportaron en carne propia las consecuencias de aquellas gigantescas agitaciones de masas, y sus efectos
directos en la población de China (10).

Sin embargo, una valoración futura desconoserá, entre sus secuelas que, el
Gran Salto y luego la Revolución Cultural, dieron al traste con las ciencias
económicas en 1958-1975. 

La política en el puesto de mando se impuso como método y guía práctica para las soluciones económicas. Más tarde, al tomarse como base la lucha de clases, se generalizaron en las ciencias sociales los métodos políticos. 

Primó la tendencia a simplificar, absolutizar y llevar a esquemas carentes de contenido los temas de la economía política y la problemática social; ejemplo supremo, el Libro Rojo con citas extraídas de diversos pronunciamientos Mao y elevadas a cánones de verdad absoluta.

Tampoco puede ignorar que China logró avances significativos en el desarrollo
económico, la educación, la salud (los médicos descalzos), igualdad de géneros, etc. 

Por otro lado, lo alcanzado en la industrialización del país se logró sin apenas urbanización, pues los miembros de los diferentes sectores laborales –campesinos, obreros y empleados – carecían de movilidad y, por lo regular, el lugar de trabajo era intransferible y vitalicio; política que privilegió al sector obrero citadino. 

Los campesinos en particular, estaban sujetos al hukou (permiso de residencia), que los ataba a la aldea de por vida.

Por otra parte, China careció, durante la formación del peculiar modelo maoísta de desarrollo económico de un sistema de seguridad social estructurado centralmente. La empresa ofrecía trabajo de por vida, jubilación, vivienda,salud, círculos infantiles, etc. Fue bautizado como el de la garantía de los tres cuescos de hierro.  En el campo, primó el llamado comer de la olla común. 

Hoy, subsisten dudas del costo de vidas humanas – no hay cifras oficiales; las
usadas, mayores que las de la II Guerra Mundial son estimaciones que difieren
según las fuentes -- ocasionadas por el experimento maoísta.

Por último, no puede dejar de citarse que las concepciones de Mao confirmaron
que la política externa es continuación de la interna. Las razones de Estado
encontraron materialización en la división geopolítica de los tres mundos: uno
hegemónico, Estados Unidos y la URSS; otro, países desarrollados, incluido
Japón y los socialistas; el tercero, los países – más China -- subdesarrollados.

Destapado el conflicto chino-soviético, Mao consideró que el país era el bastión
de la revolución mundial, utilizó toda clase de asociaciones, incluidas aquellas
con las fuerzas más reaccionarias; y en lo internacional, alentó grupos políticos
tan deleznables como Sendero Luminoso (en Perú); apoyó los sangrientos
regimenes de Pot Pol, en Camboya, y el de Pinochet en Chile.

En resumen, la obsesión maoísta por sentar las bases de una sociedad en
revolución permanente parece confirmar que, todo intento de crear un sistema
económico que posibilita administrar con éxito la pobreza, resulta incapaz de
de generar y distribuir riqueza; sin pasar por alto que, en el caso especial de
( 8) China, la herencia autoritaria que asumió Mao está unida a un legado histórico
de más de 2 mil 200 años.

V

La muerte de Mao ((9/1976) trajo un período renovador en todo el entramado
de la sociedad china. 

El interregno 1976-1978 constituyó un momento de transición que afianzó a las fuerzas políticas que pugnaban por impulsar cambios en el en el curso socio-económico y político en el país. 

Así, VI Plan Quinquenal (1976-1980), imbuido de las prioridades otorgadas a la reanimación económica, resultó semiparalizado por la fragilidad y reajustes políticos
desencadenados luego de la desaparición de Mao. 

En lo social, el panorama se complicó por las devastadoras secuelas del gigantesco seísmo que asoló varias zonas industriales del país.

En lo político, la eliminación de la Banda de los Cuatro (cuarteto que nucleó la
viuda de Mao); la sustitución de Hua Kuo-feng -- Primer Ministro desde 1976 y
Presidente del PCCh hasta 1981--; la rehabilitación de Deng Xiaoping, en
1977 (11); le siguió el ascenso a la Secretaria General del Partido de Hu Yaobang,
en 1981; eventos todos que proyectaron renovadores horizontes en el devenir
histórico del país (12). 

Quedó, así, despejada la vía para que en la II Sesión Plenaria del Comité Central (18-22/12/1978) fueran resumidas tanto las experiencias positivas como negativas habidas en la senda socialista de China.

El cónclave aprobó la propuesta de Deng Xiaoping de realizar la renovación
económico-socio-política del país, en alrededor de 100 años, partiendo del
surgir de la Nueva China en 1949 (13). 

La reunión sancionó las bases y direcciones de las cuatro modernizaciones, proyecto que propuso Zhou Eng-lai, ante la Asamblea Popular Nacional (APN) en 1964 y 1975 sin éxito.

Por otro lado, a fines de los años 70 del pasado siglo, en el país concurrían
factores internos, externos y políticos que favorecían y a la vez hacían
impostergables impulsar el crecimiento, el desarrollo económico-social, así
como asimilar lo más avanzado de la moderna ciencia y tecnología. 

Para entonces en China eran evidentes la pobreza, el atraso y el subdesarrollo; en
1978, la renta per cápita era del 10% y del 2% con respecto a las de la URSS y
Estados Unidos. 

Según cifras oficiales, casi 100 millones personas vivían al borde el hambre; determinados índices registraban deterioros en relación con los de mediados de la centuria.

Para encarar los objetivos trazados, China no optó por regresar al modelo
soviético probado en los años iniciales del triunfo revolucionario. 

La política económica de Reforma y Apertura entronizada a partir de 1979, parece que
encontró en el contexto geográfico versiones atrayentes de economías
dinámicas, con activo protagonismo estatal en la dirección económica y
métodos de gestión anclados en eficientes mecanismos mercantiles, así como
orientación prioritaria al mercado mundial, aunque en una u otra medida
exhibían abundantes ingredientes autoritarios.