Dr. Julio A. Díaz Vázquez Profesor Titular Departamento de
Macroeconomía
Centro de Investigaciones de Economía Internacional Universidad de
La
Habana.
CHINA: MODELOS DE DESARROLLO ECONÓMICO
Julio A. Díaz Vázquez
I
Introducción
Al intentar una recapitulación de los modelos de desarrollo
económico aplicados desde la fundación de la Nueva China, por convención,
pueden enmarcarse en dos grandes períodos.
En los inicios de la primera etapa,tuvieron de base, en lo
fundamental, los patrones del modelo económico
soviético; y posteriormente, estructurados al influjo de las
políticas económicas impulsadas por Mao Zedong entre 1958-1976.
La segunda fase, transcurre desde 1979-2006 inspirada en los
nuevos rumbos marcados por las cuatro
modernizaciones (agricultura-industria-ciencia-tecnología-defensa),
adoptadas al calor de la reforma y apertura económica encabezada por Deng
Xiaoping.
El 1 de octubre de 1949 se constituyó la República Popular China
(RPCh). Al presentar la integración del Gobierno en la Plaza de Tiananmen, el
tiempo confirmó la profética expresión de Mao: la nación no será más un país
humillado. Nos hemos puesto de pie.
No obstante, el novel Estado heredó un país en ruinas, con un
atraso económico de milenios, con presencia de tipos de economías feudales,
semifeudales, semicoloniales y manifestaciones de relaciones capitalistas poco
desarrolladas.
Igualmente, la nación se encontraba asolada por las secuelas de
las luchas internas y doce años de guerra, sumida en una profunda crisis económica,
prácticamente sin vías de comunicaciones, una galopante hiperinflación, así
como una enorme masa de desempleados.
Por otra parte, no puede ignorarse que desde el segundo tercio del
siglo XIX, en la práctica, las compañías extranjeras había neocolonizado al
país, con predominio en el comercio, los ferrocarriles, las líneas de
navegación, así como las inversiones en la industria.
China no desarrolló una burguesía autónoma surgida por evolución
natural, sino como intermediaria, compradora y dependiente estrechamente del
mercado internacional (1). Sus representantes no
llegaron a vertebrar una clase autóctona, capaz de dictar sus
intereses a los demás grupos sociales. Debió apoyarse en las fuerzas más
reaccionarias y someterse al imperialismo para usufructuar parte de la
plusvalía y buscar aliados contra la revolución agraria y nacional.
Para iniciar las tareas que exigían la reconstrucción del país y
enfrentar las grandes transformaciones que urgían en todos los ámbitos de la
vida económico-político-social, la base de partida técnico-material era en
extremo débil. La nación desarticulada socialmente por las consecuencias de
largos años de guerras y penurias, prácticamente vivía al borde del caos.
Algunos índices evidencian con demasía los asertos anteriores. La
producción de cereales apenas rozaba los 113 millones de toneladas para una
población cercana a los 650 millones de habitantes; la industria raquítica y de
nivel dsigual disponía de técnicas antidiluvianas. La producción de hilo de
algodón era solo de 327 mil toneladas; unos 1800 millones de m2 de tejidos; 160
mil toneladas de acero; 32 millones de toneladas de carbón; 21 mil 800 km de
líneas férreas existentes, de las cuales cerca de la mitad estaban fuera de
uso.
La masa de desempleados en las ciudades sumaba millones de
parados; la inflación alcanzaba tasas astronómicas; la renta per-cápita frisaba
los 40dólares anuales. En resumen, la población vegetaba en medio del hambre,
la miseria y las enfermedades. Revertir este calamitoso estado se constituyó en
tarea impostergable de la Revolución recién instalada en el poder.
II
La etapa de la reconstrucción se apoyó en un programa político
basado en una alianza interclasista constituida por obreros, campesinos,
pequeña burguesía y una débil burguesía doméstica, no vinculada con el invasor
nipón ni al capital extranjero (2).
Asociación simbolizada en las cuatro pequeñas estrellas de la
bandera nacional. Esta fórmula soslayó, los regimenes del tipo de dictadura del
proletariado como el de las democracias populares surgidas en el ámbito
centro-europeo.
Así, 1949-1952 transcurrió bajo la fórmula de la Nueva Democracia
que, en estricto sensu, es posible identificar con la fase democrático-burguesa
en el proceso revolucionario socialista de China.
Dentro del trienio 1949-1952 se estructuró un Programa Común para
el desarrollo económico del país, con el propósito de lograr la recuperación
económica en breve tiempo. Para finales de 1952 las medidas reactivación y los
cambios introducidos en la economía industrial, agrícola y en el comercio
rindieron frutos. Se logró que las principales producciones
agropecuarias e industriales superaran los niveles máximos alcanzados antes de
la guerra.
En 1950 se aplicó una reforma agraria que eliminó a los grandes señores
feudales y propietarios rurales ricos. Para fines de 1952 ya se habían
distribuidos 43 millones de ha que beneficiaron a unos 300 millones de
campesinos pobres.
Fue confiscado el capital burocrático, las industrias y comercio
cuyos propietarios huyeron del país. Asimismo, iguales medidas nacionalizadoras
se aplicaron a las empresas extranjeras, bancos ferrocarriles
y grandes capitalistas nacionales.
En las actividades artesanales se estimuló la formación de
cooperativas; se favoreció el ordenamiento de un mercado nacional único,
mediante la integración de los pequeños comerciantes, vendedores ambulantes y
cooperativas comerciales. A la vez, se combatió con firmeza la
especulación, el juego, prostitución, así como establecieron rígidos controles
de precios.
Una peculiaridad específica de China, en relación con otros
procesos socialistas, lo constituyó el peso relativo en la producción de bienes
de amplio consumo popular que poseían los pequeños y medianos empresarios
capitalistas.
A este sector se le otorgaron ciertas libertades de maniobra; se
asociaron sus producciones a los requerimientos estatales, a través de la
compra de los productos, suministros de materias primas,
financiamientos,participación en los beneficios pero, manteniendo los dueños la
dirección de
sus actividades. (2).
Asimismo, la unificación territorial continental (excepto en los
enclaves coloniales de Hong Kong y Macao) dotó a China, por primera vez, en
cientos de años, de un único poder central. Igualmente, a la irrupción de una
nueva clase de campesinos propietarios, susceptibles de comprar, vender y
alquilar
sus tierras, se sumaron los logros evidentes en todas las esferas
de la sociedad que sirvieron para consolidar y afianzar la base popular del
nuevo poder constituido en el país.
Al mismo tiempo, las finanzas fueron reformadas con la fundación
del Banco Popular de China (BPCh); confiriéndosele a esta institución todos lo
derechos de emisión de papel moneda, así como la asignación y control
financiero y curso monetario de la nación. Quedó instituido el signo legal de
la moneda de
la nación con la introducción del renmimbi (moneda del pueblo) que
se subdividió en la denominación de yuan (billete monetario principal),
acompañado de otras fracciones de acuñaciones metálicas.
Así, al concluir 1952 la RPCh había estructurado una economía
mixta; integrada por un sector estatal (socialista), el cooperativo
(capitalista-estatal),privada, el individual artesano y el campesino. Aunque,
persiguiendo los objetivos propuestos de construir el socialismo tuvo prioridad
todo lo que
tendiera a fortalecer el desarrollo de las ramas estatales;
entendidas como garantes del futuro y condición indispensable para reformar las
demás sectores de la economía.
El dinamismo logrado en el trienio encontró reflejo en el auge del
producto nacional bruto (PNB) en cerca de un 20%; del 34% en las ramas
industriales y del 16% en la producción agrícola. La infraestructura mostró
crecimientos y desarrollo impresionantes. Esta actividad se benefició del empleo
masivo de destacamentos del ejército en la restauración de las fías férreas,
construcción de caminos y carreteras y otros medio de comunicación. Mientras,
las inversiones en esta esfera se incrementaron en casi cuatro veces.
III
Los éxitos obtenidos en la reconstrucción del país en el trienio
1949-1952 dieron fundamentos para que, en 1953-1957, fuera puesto en marcha el
I Plan Quinquenal de Desarrollo Económico-social de China.
En lo esencial, se inspiró en la experiencia soviética orientada a
la rápida industrialización del país, con
especial énfasis en la industria pesada y la socialización de la
agricultura; esta última tuvo tres ejes: autosuficiencia alimentaria, generar
excedentes para la acumulación productiva y facilitar mano de obra para el desarrollo
industrial.
Otro objetivo político-económico contempló la eliminación gradual
de la propiedad privada, con trato diferenciado a seguir en el campo y la
ciudad (3)
.
Siguiente esta última orientación en 1953-1956 fue nacionalizado
el sector privado urbano; una gran mayoría de propietarios se transformaron en
rentistas públicos.
El Estado fijó las metas productivas, suministró materias primas y
distribuía la producción; en contrapartida los empresarios recibían bonos que
rentaban determinados tipos de interés. Así, a fines de 1956 más de 60 mil
instalaciones fabriles y 280 mil comercios mixtos (privados-estatales) operaban
nacionalmente; otros 20 mil pequeños negocios y 2 millones de reducidos
comercios fueron organizados en cooperativas.
El sector agropecuario, desde 1953 fue transformándose al pasar de
los equipos de ayuda mutua (grupos de 6-7 familias) que usaban unidamente las
herramientas, animales y suelos, a formas más avanzadas de cooperación.
La tierra, equipos, el trabajo y otros recursos eran compartidos,
aunque conservando la propiedad de los medios de producción. En 1956 el 96% de
los campesinos y el 90% de la tierra cultivable se agruparon en cooperativas de
producción. Entre 1952-1957 los cambios de signo en las formas de propiedad
fueron significativos.
Pero, el sector agrario chino no escapó al destino que ha estado
presente en las experiencias socialistas conocidas: vender barato-comprar caro.
Además, soportó elevados impuestos; se programó que aportara el 80% del fondo
inversionista.
A la vez, la densidad demográfica obstaculizó la mecanización
agrícola, necesaria a la rápida elevación de la productividad del trabajo.
Igualmente, el Plan se benefició de la amplia y multifacética
colaboración con los países socialistas, en especial con la URSS. Se involucró
en la construcción del núcleo central de las obras (156) para el desarrollo de
la industria pesada; envió unos 3 mil especialistas; recibió en Moscú 12 mil
estudiantes, así como facilitó abundante documentación científico-técnica.
Aunque los recursos inversionistas externos rozaron solo el 3% del total de lo
invertido.
Los intercambios comerciales con el bloque de Europa Oriental y la
URSS, desde 1954, alcanzaron el 80%. Factor que sirvió para contrarrestar las
restricciones impuestas por los socios comerciales occidentales, así como el
positivo papel que desempeñó la implantación del monopolio del comercio
exterior.
El I Plan Quinquenal 1953-1957 arrojó resultados innegables. La
renta nacional (RN) creció a un ritmo anual cercano al 9%; la producción
industrial al 18% y la agricultura al 4.5%. Los precios sostuvieron una
estabilidad positiva, lo que proporcionó una sensible mejoría en el nivel de
vida de la población; éxitos que
no estuvieron exentos de costos sociales y económicos. Así, en el
VIII Congreso del PCCh (9/1956), entre otros documentos, se aprobó las líneas
generales para el II Plan Quinquenal de Desarrollo de la Economía Nacional (4)
(1958-1962).
En lo esencial, mantuvo el mismo rumbo estratégico seguido, el
ya probado modelo económico clásico soviético.
IV
Sin embargo, según diversos sinólogos palpitaban entre telones en
la cúpula del PCCh sutiles diferencias.
Una favorecía las pautas probadas; la otra abogaba por acelerar el
proceso de cambios económico-sociales apoyado en las propias fuerzas, e
involucrar mediante el entusiasmo a la población en la
movilización masiva.
Mao y otros dirigentes serían los abanderados de esta segunda
ruta. Conclusión que es factible deducirla de varios trabajos de Mao, entre
otros, sobre las diez grandes relaciones (4/1956); se interpretó como un
llamado al abandono del modelo soviético; sobre el tratamiento
correcto de las contradicciones en el seno del pueblo (27/2/1957); y
posteriormente, que cien flores se abran y compitan cien escuelas ideológicas
(4).
Así, 1958 marcó un nuevo derrotero en el devenir de la sociedad
china, con el paso a la línea propugnada por Mao. Surgió una nueva ortodoxia
socialista; la consigna que el desarrollo económico quedara concentrado en
veinte años en un día se materializó en la política del Gran Salto Adelante;
generalizó las
Comunas Populares.
En (4/1958) 43 mil campesinos de la provincia de Hunan,
integrantes de 27 cooperativas agrícolas, decidieron agruparse para cultivar
mejor la tierra, construir industrias locales, cavar canales de riego, trazar
caminos, levantar escuelas, etc.; en una palabra, avanzar hacia
rápidos
progresos en las áreas económico-sociales.
La revolucionaria asociación fue bautizada con el nombre de
Sputnik. El (7/81958) fueron publicados sus estatutos; el (29/8/1958) el Pleno
del Comité Central del PCCh adoptó su resolución histórica que festejó el
nacimiento, y deseó la multiplicación de las comunas populares.
Antes de fin de año unas 740 mil cooperativas agrícolas dieron
paso a 26 mil comunas. Cada una
agrupó, por término medio, unas 5 mil familias. En lo orgánico y
estratégico, parecieron constituir unidades básicas de organización del Estado
y la sociedad de China.
Su accionar abarcó, de modo integral, aspectos económicos,
sociales, políticos e incluso militares.
Las comunas constituyeron estructuras cercanas a Estados en
miniatura. El régimen financiero era dominado desde el Gobierno Central. Pero,
las asociaciones controlaban las relaciones con el exterior, así como el sector
nacionalizado: depósitos de maquinarias, talleres de reparaciones, pequeñas
industrias auxiliares, etc.
En las instancias inferiores, fueron delegadas responsabilidades
en las brigadas (prefecturas) que supervisaban los equipos de base, esto es las
municipalidades.
La planificación y el control centralizado de las empresas se
redujeron hasta un 27%; la mayoría de las unidades productivas quedaron
sujetas a las autoridades locales, regionales o provinciales. La estrategia
consistió en que el crecimiento económico-social acelerara la revolución; todos
los sectores de producción tendrían misiones iguales, con atención especial a
la agricultura.Los objetivos de inversión no se centraron en grandes unidades;
se enfatizó en (5) las tendencias igualitarias en las fábricas – y fuera de
ellas -, para conjurar el surgimiento de diferencias en lo social entre los
obreros, campesinos y otros
grupos de la población.
Mientras, el desempeño económico de 1958-1962 ofreció rasgos
dispares al tratar de conjugar elementos de racionalidad económica, y por otro
lado,sustentar las medidas aplicadas en la economía sobre pilares subjetivos,
ideológicos y movilizativos. El II Plan Quinquenal resultó un fracaso. El
balance
del Gran Salto indica que redujo el ritmo de crecimiento de la RN
hasta un 3% anual; la producción agrícola cayó en un 4%; y se agudizaron las
diferencias estructurales de la economía( 5).
En lo humano, quedó la tragedia de la hambruna con un saldo de
muertes estimado en 30 millones de personas.
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