Un aporte al acuerdo de Paz entre FARC y Estado colombiano.
Un aporte al acuerdo de Paz entre FARC y Estado colombiano.
Saluderecho Grupo del Banco Mundial
América Latina
Honduras: el lugar más peligroso del mundo es ahora un poco más seguro
Hace dos años, cerca de 18.000 niños hondureños que viajaban solos llegaron a la frontera estadounidense para huir de la violencia en su país. Hoy, los programas financiados por Estados Unidos están ayudando a disminuir el crimen y la migración de los jóvenes.
Por Sonia Nazario13 de agosto de 2016
SAN PEDRO SULA, Honduras — Hace tres años, Honduras tenía la tasa de homicidios más alta del mundo, mientras que la ciudad de San Pedro Sula tenía la más alta del país y el vecindario Rivera Hernández, donde 194 personas fueron asesinadas o apuñaladas a muerte en 2013, tenía la tasa de homicidios más alta de la ciudad. Decenas de miles de jóvenes hondureños viajaron a Estados Unidos para pedir asilo y alejarse así de la violencia de las pandillas de narcotraficantes.
Este proceso comun a muchos pqises centroamericano, recordems el genocidio de Quiches en Guatemala por la dictadura militar para apropiarse de sus tierras, o la guerra civil en El Salvado y el surgimiento de la Mara salvatrucha,la fragmentaron familias, desinstitucionalizaron a los estados y seguidos de las crisis economicas, fueron campo libre para el paso y asentamiento del narcotafico y la corrupcion.
El relqato a continuacion es el paso inicial en una estrategia que incluye defensa de los derechos humanos y del derecho a la tierra de las poblaciones nativas, el desarrollo de alianzas estrategicas para enlazar agricultura y pequeña industria con la gran industria, y queda pendiente los procesos de demoscratizacion.
En ese sentido, el recinetemente firmado y concludio proceso de paz entre las Fuerzasn Armadas Revolucionarisa de Colombia y el Estado Colombiano. proceso que conto con el apoyo de Francisco I y Barack Obama, nos exige una toma de posicion en latinoamerica.
Se trata no solo de rescatar los temas centrales de Tierra y Libertd, sino de participacion y desarrollo, y creemos los antecedentes de violaciones de derechos humanos a dirigentes campesinos colombianos, y la pendiente participacion cioudadfana mas alla de las elecciones en las zonas campesinas, merecen mas que un plebiscito y penalidades legales, que ademas no comprometen la fiscalizacion de la ciudadania ni del campesinado.
Asi pues continuemos con el realto de RTHE NEW YORK TIMES, que es relato que nos permite avizorar una primera estrategia, necesaria pero no suficiente en el sentido de salud para la paz y el desarrollo.
"Este verano regresé a Rivera Hernández para encontrarme con una reducción significativa de la violencia, en gran parte gracias a los programas instaurados por Estados Unidos, los cuales han ayudado a que los líderes de las comunidades combatan el crimen. Al tratar la violencia como si fuera una enfermedad contagiosa y cambiar el ambiente donde se propaga, Estados Unidos no solo ha ayudado a hacer que estos lugares sean más seguros, sino que también ha reducido sus propios problemas. Hace dos años, cerca de 18.000 niños hondureños que viajaban solos llegaron a la frontera estadounidense. Ahora los líderes de las comunidades dicen que la cantidad de jóvenes que se dirigen al norte desde este vecindario se ha reducido más de la mitad. Honduras ha bajado del primer al tercer lugar entre los países centroamericanos que envían niños solos a Estados Unidos de manera ilegal. Las inversiones bien pensadas están siendo un éxito en Honduras"
El financiamiento para la prevención de la violencia en Honduras —que este año costó entre 95 y 110 millones de dólares— también ha sido criticado por parte de la izquierda. Este verano se presentó en el Congreso un proyecto de ley para suspender la ayuda destinada a la seguridad de Honduras a causa de la corrupción y las violaciones a los derechos humanos en ese país. Estas preocupaciones son legítimas, pero retirar ese apoyo sería un error. Lo que de verdad Estados Unidos debe hacer es redoblar la apuesta de los programas que están funcionando y reproducirlos en otros lugares.
The New York Times Hasta hace poco, los padres no dejaban que sus hijos salieran en Rivera Hernández, por el temor a las seis pandillas que controlaban el enorme vecindario de 150.000 habitantes. Las pandillas imponían un toque de queda a las 6 de la tarde. Los cadáveres aparecían en las calles de tierra por la mañana. La pandilla Barrio 18 formó un punto de control donde preguntaba a todos los conductores: “¿De dónde vienes? ¿Adónde vas?”. Le disparaban ahí mismo a quien diera la respuesta equivocada. Distintas fuentes —entre ellas el Departamento de Estado y la policía hondureña— me contaron sobre unos pandilleros que jugaban fútbol con la cabeza decapitada de alguien a quien habían ejecutado.
Credit Katie Orlinsky para The New York Times Después, con un calor húmedo, en medio de la calle, coloca una carpa, un proyector, pantalla y altoparlantes. Pone sillas de plástico y levanta una casa inflable de Scooby Doo. A las siete y media, la noche que estuve allí, más de cien niños estaban jugando juntos. Reían alegres en el inflable y después se sentaron a mirar Intensamente. Finalmente, hicieron una fila para que un policía les diera botellas de agua y bolsas de alimentos con el número 911; les pidieron que llamaran al nuevo sistema de emergencia para denunciar crímenes. Estados Unidos entregó el equipo y puso todo lo que Pacheco necesitó para el evento.
En una casa verde y blanca llamada Casa de la Esperanza. Hasta hace poco era conocida como una Casa Loca: una casa que las pandillas utilizan para torturar y asesinar. El 26 de junio de 2014, miembros de la pandilla Ponce secuestraron a Andrea Abigail Argeñal Martínez, de 13 años, porque su familia no pudo pagar el “impuesto de guerra” que la pandilla le impuso a su pequeña tienda. Violaron a Andrea durante varios días en esa casa, y llamaron a su madre para que pudiera escuchar los gritos de la niña mientras la hacían pedazos. Enterraron a Andrea bajo un árbol de toronjas en el patio. Continue reading the main story Photo Pacheco en su iglesia en Rivera Hernández Credit Katie Orlinsky para The New York Times Pacheco recordó cómo se había parado sobre el hoyo que quedó después de que exhumaron a Andrea y juró: “En tu memoria, voy a hacer algo”.
Cuando escucha que una pandilla ha sido arrinconada por la policía, se pone frente a los oficiales y grita “¡dejen de disparar!”, hasta que ellos permiten que la pandilla se rinda. De esta manera se ha ganado la confianza de las seis pandillas. Hace lo mismo cuando escucha que una de las pandillas está a punto de asesinar a alguien, y se dirige a la escena en su bicicleta a toda velocidad. Estados Unidos ha sido un gran aliado para él, pues el país estaba desesperado por frenar el éxodo de niños que llegaban solos. Estados Unidos basó su estrategia de prevención en lo que había funcionado en Boston en los noventa, y más tarde en Los Ángeles: concentrar esfuerzos en los lugares más violentos. En 2014, USAID y la Oficina de Asuntos Internacionales de Narcóticos y Aplicación de la Ley comenzaron a organizar a los líderes de la comunidad en tres locaciones piloto en San Pedro Sula, incluyendo la que está en Rivera Hernández.
Una de las tácticas más efectivas es la creación de centros asistenciales en los vecindarios; Estados Unidos ha auspiciado 46 de ellos. Generalmente una iglesia dona el edificio, y Estados Unidos la remodela y entrega computadoras, equipos y el financiamiento inicial para contratar a un coordinador. Los centros reclutan mentores y proveen entrenamiento vocacional para residentes, a quienes luego ayudan a encontrar empleo como peluqueros, panaderos y electricistas. Arnold Linares, un predicador bautista que dirige uno de los centros, dice que, a pesar de los numerosos inconvenientes, “el gobierno estadounidense ha sido un mejor aliado que el gobierno de Honduras”. Estados Unidos ha provisto a los líderes locales con altavoces para eventos, herramientas para limpiar 10 campos de fútbol abandonados (que se habían vuelto tiraderos de cadáveres), libretas y uniformes escolares, así como fondos para instalar alumbrado público y botes de basura. Continue reading the main story Photo Un equipo de jóvenes en riesgo de Rivera Hernández antes de un partido de fútbol contra un equipo de asesinos: 20 sicarios de la pandilla de Los Tercereños. “Cuando los pandilleros se van a casa, llegan cansados a dormir. No asesinarán a nadie esa noche”, dijo Pacheco.
Un programa piloto también se concentra en los niños a quienes sus profesores identifican como alumnos que tienen factores de riesgo para unirse a pandillas, como abuso de sustancias, tiempo sin supervisión y un “suceso negativo en su vida”, como haber sido víctimas de un crimen violento o que uno de sus familiares haya sido asesinado. Después de un año de asesoría familiar, se consideró que los niños del programa tenían 77 por ciento menos probabilidad de cometer crímenes o abusar de las drogas y el alcohol, de acuerdo con Creative Associates International, la agencia que administra el programa. Continue reading the main story Photo Un taller de costura para niños en Rivera Hernández, una de las tantas actividades organizadas por Pacheco para mantener alejados de las calles a los jóvenes en riesgo.
Estas inciiativa son plausibles desde la ciudadania y por los agricultoress, incluaso puede haber un compromiso del Estado colombiano o de la Cooperacion internacional, sin embargo quedan pendientes los asuntos de Ciudadania: legitimidad y legalidad, de dialogo democratico, ese encuentro que ha llevado al fraccionamineot de la sociedad colombiana, faltan esa fiscalizacion y esa responsabilidad, esa transparencia que se consstruyr en base al dialogo la negociacion y la juesticia.
Asi pues un plebiscito no garantioza la democracia, y la participacion en las negiociaciones de paz debe trascneder hacia la participacion y reconocimiento, se deben establecer ecanismos de planificacion participativa y jurados ciudadanos como experiencia ejn salud y desarrollo que permitan el crecimeitno de liderazgos e instituciones y la construccion de una sociedad democratica y un camino para el desarrollo rural.
A modo de coroloario algunos comentqarios mas en THENEW YORK TIMES:
El Departamento de Estado ha estado financiando cursos de entrenamiento para los policías, pero las iniciativas para hacer que estos conozcan a los miembros de la comunidad y recuperen su confianza fracasaron. A finales del año pasado, retiró el apoyo financiero para la policía de Rivera Hernández, bajo una ley de derechos humanos que prohíbe brindar ayuda a oficiales de policía que participen en violaciones graves a los derechos humanos. En una reunión semanal de los líderes de las comunidades en Rivera Hernández, pregunté si alguno de ellos iría a la estación de policía para denunciar un crimen. Nadie levantó la mano. “Nadie que con sus cinco sentidos denunciaría un crimen”, dijo Pacheco. El jefe de policía de Rivera Hernández, Eduardo Turcios, dijo que al menos uno uno de cada cinco de sus policías era corrupto, pero los líderes de la comunidad dicen que cerca de la mitad de ellos lo son. Pacheco conoce a dos familias que denunciaron un crimen a la policía. Los oficiales los delataron, y tres miembros de la familia fueron asesinados ese mismo día. Los pandilleros de la Mara Salvatrucha en Rivera Hernández dicen que la policía les avisa de redadas inminentes y les entregan a rivales capturados para que los ejecuten, a cambio de un monto que va de 440 a 2200 dólares por cabeza. Los policías también participan en asesinatos extrajudiciales.
USAID no puede hacer nada para ayudar. Continue reading the main story Photo Las iniciativas de activistas locales y programas financiados por Estados Unidos han hecho que Rivera Hernández sea más seguro para los niños. Además, han logrado disminuir la migración hacia el norte. Credit Katie Orlinsky para The New York Times La prueba ahora es saber si Estados Unidos puede ir más allá de unos cuantos programas piloto para generar una diferencia verdadera en todo el país; además, se tendrá que ver cuál es el costo. “Un programa como ese debe ser masivo, con mucho dinero, no programas aislados por aquí y por allá”, dijo Kurt Ver Beek, cofundador de la ASJ. Estados Unidos también necesitará presionar a Honduras para subir su aporte de dinero con el fin de prevenir la violencia; tan solo gasta en ese tipo de programas el seis por ciento de impuestos destinados a reducir la violencia. Además, necesita condicionar la ayuda a Honduras para lograr avances y limpiar niveles épicos de corrupción. Por lo menos ahora hay esperanza. Carlos Manuel Escobar Gómez, de 14 años, me dijo que las cosas iban tan mal hace dos años que ya estaba listo para subirse a trenes de carga que lo llevaran a Estados Unidos a través de México. Sus padres y su hermano estaban muertos, y él estaba seguro de que no llegaría a su cumpleaños número 11. Vio cómo asesinaban a dos personas mientras iban a la tienda a comprar leche. Lo asaltaron con un arma. Rara vez salía de casa. Ahora, dijo, ya no quiere migrar al norte. “Puedes estar afuera, sentado, hablando”, dijo, como si fuera un lujo quedarse en la calle polvorienta. Pasa las tardes vendiendo mangos y plátanos de puerta en puerta, y va al centro de Linares para que lo ayuden con las tareas o a jugar fútbol. Además, exclamó con sorpresa: “No he visto un cadáver en todo un año”.
Asi pues desde la expperiencia del INSTITUTO DE SALUD Y DERECHOS HUMANOS queremos concluir en la necesidad de Coordinadoras Multisectoriales de Salud - CODIMUSAS o Mesas de dislogo que consensuen y planificque la salud, para consolidar la paz y construir ciudadania.
Pedro Enreique Quiñones Figueroa MD PMP MPH
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